Qué fue antes, ¿el huevo o la gallina?
Cuando hablamos de impuestos, pudiera parecer que sólo atañen a los adultos
En realidad los niños también deberían de tener información sobre ellos como futuros contribuyentes y actuales responsables de consumo (con su IVA añadido) y uso de servicios públicos (principalmente, la escuela así como las bibliotecas o parques públicos).
La educación fiscal como herramienta para la adquisición de valores tributarios entre los niños y adolescentes, no forma parte del currículo escolar oficial del sistema educativo español. No se trata de cuestiones técnicas, sino de explicar el porqué y el para qué de los impuestos con el objetivo de que estos pequeños ciudadanos asuman en el futuro el cumplimiento tributario como una de sus responsabilidades democráticas.
Sin embargo, y a pesar de contar con altas cotas de fraude fiscal en nuestro país, parece que la educación fiscal es secundaria frente a la educación financiera. Me harto de leer noticias como ésta en las que se ensalzan las bondades y necesidad de los contenidos de la misma. Y si bien es cierto que su importancia es obvia, ¿es antes el huevo o la gallina? ¿No deberán los niños aprender antes cuestiones como actitudes de respeto por lo público y pagado con el esfuerzo de todos, las consecuencias perniciosas del fraude fiscal o el coste de los servicios públicos, que aprender a hacer una hipoteca o qué es el euribor?
Quizás el problema resida en que detrás de la educación fiscal no haya instituciones lo suficientemente involucradas para dar continuidad a un proyecto que en España se remonta a iniciativas desde los años 80 (como se contiene en esta interesante publicación del IEF). En el caso de la educación financiera, aunque cuenta con iniciativas mucho más recientes, ya han desarrollado estrategias de más calado y proyección futura: cuentan con el apoyo de bancos y cajas de ahorros (como es obvio), pero también con el del Banco de España y la CNMV; han creado una Red española de educación financiera con una web potente y actualizada, y amplia presencia en redes sociales; cuentan con un programa propio de radio «Finanzas para todos los públicos» en RTVE; tienen un día propio, el 3 de octubre así que justo ayer estuvieron de celebración; realizan varios premios escolares relacionados con el tema; y cuentan con un sinfín de materiales didácticos. ¿Alguien da más? Pues si, su apoyo trasciende de lo nacional para situarse en lo comunitario: la Comisión Europea apoya este programa como se pone de manifiesto en la siguiente comunicación.
No cabe duda de que, con tantas iniciativas, apoyo y organización, su éxito está prácticamente garantizado pero, ¿nadie se acuerda de la educación fiscal? La AEAT cuenta con un programa de Educación cívico tributaria que cuenta con una web con contenidos didácticos muy potentes pero sin embargo, ni representantes políticos ni medios explican en qué consiste ni qué resultados está teniendo; el programa realizaba concursos escolares e iniciativas varias que han tenido poca trascendencia; la UE parece que tampoco muestra un apoyo explícito por la disciplina, a pesar de que la lucha contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales es uno de sus quebraderos de cabeza. En definitiva, ¿cuenta con el suficiente apoyo?
¿Una estrategia educativa con réditos a largo plazo es prioridad para representantes políticos e instituciones que buscan resultados cortoplacistas?
Sigamos reflexionando…
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13 comentarios
Totalmente de acuerdo Raúl, hay que educarnos y reeducarnos todos, niños y adultos, el vivir en sociedad (comunidad) hace indispensable que todos colaboremos (contribuyamos) a mejorar nuestros entornos.
Buenos dias Sr. Zambrano. Felicito su reflexión. En mi opinión, el Perú está necesitado de más ambición en sus programas de formación en ciudadanía. La pertenencia a una comunidad política es un hecho de la realidad humana (que no de la naturaleza), y reflexionar sobre las consecuencias jurídicas y sociales de este hecho es una actividad que debe comenzar en la escuela. Forma parte de las habilidades blandas que son tan necesarias ahora para asegurar paz social, y funcionamiento debido de la democracia y el Estado de Derecho. Los tributos entrarían con honores en dicha temática, junto con otros asuntos (medio ambiente, justicia de las relaciones laborales, rechazo al crimen, igualdad de género, etc.).
Lo que me hace pensar, que quizá la alianza con otras instituciones hay que buscarla con actores de estos otros asuntos. Y el concepto no sería educación fiscal, sino educación para ser buenos ciudadanos. En esta perspectiva, quizá haya más convocatoria, e impulso, y actores.
Precisamente, lo mismo sucede en Costa Rica, y es así porque no es llamativo ni para los bancos, ni los inversionistas ni mucho menos para los empresarios. Ya que esto podría crear ciudadanos conscientes de sus derechos y deberes, por lo tanto, mientras más ignorante sea el pueblo, más fácil engañarlos. Hace unos años, Costa Rica apostó por la Educación Fiscal, incluso existe un decreto que la declara de interés público, el cual, gracias a él las Universidades Públicas le abrieron las puertas, incluso se logró que se incluyera dentro de los programas de estudio, sin embargo, para poder llegar a toda la población se requiere de mucho respaldo y apoyo, sobre todo de la sociedad civil, la cual evidentemente y por razones obvias no apoyan. Esta semana se celebra la Semana de Educación Tributaria, en todas las escuelas y colegios públicos del país, a pesar de ello, son pocas las escuelas y colegios que realizan actividad alguna, sólo aquellas en que la Administración Tributaria logra llegar.
Excelente reflexión MAría.
Felicitaciones
HArley
SUNAT / PERU
Excelente reflexión MAría.
Felicitaciones
HArley
SUNAT / PERU
Interesante artículo, en Perú igualmente existió esfuerzos por la cultura tributaria en la etapa escolar sin embargo ha caído en letargo por otras prioridades. Sin embargos existen concursos sobre la importancia de exigir comprobantes de pago que es aprovechado por los profesores para enseñar la importancia de la tributación.
Considero que una gran barrera es dar a conocer el destino del gasto, aspecto que no es conocido por el grueso de la población sino de manera general: escuela, hospitales, etc. Si en realidad se quiere lograr cultura tributaria se tiene que trabajar en los dos universos: el de la población infantil- juvenil con los programas que trata el artículo y en los adultos, con cuentas claras y medibles sobre el uso y destino de la recaudación.
Maria. Lindo artículo. Linda reflexión.Tal vez hemos sido poco eficientes para transmitirles nuestra visión, desde las ATs, a la sociedad sobre la importancia de la educación tributaria. Claro que un sistema amigable, con menos litigiosidad, con sustento en un gran cumplimiento voluntario, es el deseo de muchos y la realidad de pocos.Seguramente la educación tributaria, en el largo plazo, contribuye para lograrlo. Creo que debemos mejorar la medición respecto del resultado de nuestras políticas, de nuestras acciones. Tal vez así podamos advertir qué política debe ser mantenida, cual impulsada y, por que no, cual descartada. Saludos.Norman.
Buenos días.
Me sumo al reconocimeinto de la importancia que tiene la educación tributaria desde las edades mas tempranas, como así también de que es un tema que fue dejado de lado, por lo menos en Argentina por un período importante de tiempo, y que actualmente vuelve a tener relevancia.
Adjunto un artículo referido a los talleres Los papás de AFIP van a la escuela.
https://intranet.afip.gob.ar/portal/VerContenido.aspx?id=302
Saludos.
Fernando.
AFIP-Argentina
AFIP busca integrar a todos los ciudadanos
Natalia Campagna y Fabián Matut tienen una historia en común: se conocen de pequeños y trabajan en AFIP desde hace 13 años. Ellos son hipoacúsicos y participaron del taller Los papás de AFIP van a la escuela por curiosidad. Sin embargo, allí se despertó su inquietud y propuesta de poder ir a las escuelas integradoras a explicarles a los más chicos de qué se trata la AFIP, quiénes somos nosotros.
Ambos ingresaron a trabajar al organismo gracias a la Ley 25.689 – Sistema de Protección Integral de los Discapacitados – y una de las primeras preguntas que se hicieron fue qué es la DGI. Nadie durante su período escolar les había hablado sobre la AFIP y la recaudación de impuestos, mucho menos de su importancia.
No sólo la idea es poder ir a las escuelas a charlar con los chicos hipoacúsicos para contarles sobre nuestro trabajo, sino también para motivarlos a que se puede ingresar a trabajar a un organismo público, a que sigan estudiando y profesionalizándose, expresó Fabián.
El futuro son los chicos y está bueno sembrar una semilla de sueños en ellos, agregó.
Natalia ya dio el primer paso: luego de la capacitación se presentó en una escuela de la Ciudad de Buenos Aires y llevó la propuesta a los directivos. Les explicó su idea de poder comunicarles a los estudiantes sobre el trabajo de recaudar impuestos. Acerca de la función y de la misión que tiene AFIP en la sociedad.
Por otra parte, Fabián también se postuló para poder ser guía en el Museo de AFIP y poder charlar con los chicos hipoacúsicos que vienen a las visitas que se desarrollan en el edifico central.
El Instituto Integral de Educación (de CABA) participó días atrás de una visita y Fabián y Natalia observaron que los chicos integrados estaban dispersos pero, cuando comenzaron a charlar con ellos, enseguida se engancharon y lograron interesarse y participar. Se sintieron identificados, concluyó Fabián.
Actualmente, en el edificio central de AFIP hay aproximadamente 20 empleados hipoacúsicos que quizás puedan acompañar a Natalia y a Fabián en esta idea integradora de la AFIP con la sociedad.
Si querés participar del taller Los papás de AFIP van a la escuela contactate a papas@afip.gob.ar
Muchas gracias a todos por sus palabras y celebro que les haya gustado la reflexión. Sé que en muchos países hay programas educativos en torno a los valores tributarios, con interesantes contenidos y amplias actividades relacionadas. Sin embargo, no todos ellos están inmersos en el currículo escolar obligatorio, cuestión clave para su continuidad y efectos en todos los escolares. Además, muchos de estos programas, tal y como sucede en España, quedan a la discreción de los dirigentes institucionales de nuestras Administraciones Tributarias, lo cual hace que su futuro sea muy incierto. Además, uno de los principales «handicaps» de los programas educativos tributarios es la falta de herramientas para la evaluación de sus resultados. Si los responsables de las AT´s pudieran medir en el medio-largo plazo qué efectos positivos tienen estos programas entre los niños y jóvenes, se podría justificar su apoyo económico e institucional. La pregunta es: ¿acaso las AT´s no ahorrarían muchísimo dinero en persecución y lucha contra el fraude si consiguieran a través de la «coacción simbólica» (como son los programas educativos), crear ciudadanos responsables tributariamente? En la educación financiera se necesita el apoyo económico e institucional de bancos, son ellos los primeros responsables de que haya ciudadanos «financieramente» educados y responsables para evitar responsabilidades. ¿Pero no sería más eficiente invertir en educación fiscal que seguir luchando tan sólo legislativa y punitivamente contra el fraude (coacción real)? ¿Se necesitan más recursos humanos y materiales para luchar contra el fraude o más esfuerzos por introducir los valores tributarios y de respeto y coste de lo público en las escuelas? Creo que elevadas cotas de fraude fiscal son consecuencia de falta de valores de responsabilidad tributaria y de valores que no rechazan frontalmente actitudes fraudulentas. Sigamos reflexionando…
Maria. Bogota, es un ejemplo en Colombia de esa educación fiscal para los niños y adolescentes como futuros contribuyente. REcuerdo hace unos años la campaña que se adelantó en todos los colegios distritales de educación fiscal.. En hora buena retomemos esas buenas ideas de respeto por lo publico, de que lo publico es sagrado; asi reconstruiremos nuestros valores tributarios.
Excelente artículo. Un tema relevante que debería estar presente en todos los Estados modernos.
Me alegro mucho de que le haya gustado el tema pero me gustaría que reflexionásemos juntos sobre las preguntas que planteo: – ¿acaso las AT´s no ahorrarían muchísimo dinero en persecución y lucha contra el fraude si consiguieran a través de la «coacción simbólica» (como son los programas educativos), crear ciudadanos responsables tributariamente?;- ¿Pero no sería más eficiente invertir en educación fiscal que seguir luchando tan sólo legislativa y punitivamente contra el fraude (coacción real)? ¿Se necesitan más recursos humanos y materiales para luchar contra el fraude o más esfuerzos por introducir los valores tributarios y de respeto y coste de lo público en las escuelas?;- En aquellos países en donde la EF forma parte del currículo escolar, como nos dice Luz Angela que es el caso colombiano: ¿tienes sistemas de evaluación de los programas que les den a las AT´s datos de su eficacia?Espero sus comentarios.Un saludo!
Interesante el comentario porque resalta la necesidad y urgencia de emprender, de una vez por todas, verdaderos cambios en la sociedad, mediante la formación de los contribuyentes para que tomen conciencia de que el pago de los tributos que se incluyen en el precio de los bienes y servicios que consumen, desde sun nacimiento, le permiten a los estados brindarle los servicios y bienes para la satisfacción de sus necesidades colectivas, La Globalización de la economía,debería también, asumir el compromiso de la globalización de la Educación Fiscal. Felicitaciones por todo lo dicho en el Artículo por que llama a la reflexión. William Mallqui-