Desde sus orígenes, hace más de 50 años, el CIAT ha venido acompañando las necesidades, preocupaciones y avances de sus países miembros en el ámbito de la fiscalidad internacional. Por citar algunos ejemplos, en la década del 80 se desarrolló e impulsó el primer modelo regional de intercambio de información para propósitos tributarios, que luego fue actualizado en el año 1999. En el año 2006, se publicó el Manual sobre la Implementación del Intercambio de Información. En 2007 se publicó el Manual sobre Control del Planeamiento Tributario Internacional. Más recientemente, en el año 2013 se llevó a cabo en Argentina la Asamblea General del CIAT Nro. 47, que trató sobre los “Aspectos de la tributación internacional que afectan en la gestión de las administraciones tributarias”. Dicha Asamblea General dio origen a una declaración que manifestaba los intereses de los países miembros del CIAT sobre aspectos vinculados a la tributación internacional.

A partir de 2010, los países miembros del CIAT han comenzado a demandar más apoyo en la materia. En respuesta, la Secretaría Ejecutiva del CIAT ha ido incrementando gradualmente su nivel de actividad en este campo, habiendo coordinado 17 intercambios técnicos entre administraciones tributarias, provisto 94 semanas de asistencia técnica, realizado 7 acciones de sensibilización y más de 20 eventos sobre el tema. Durante el referido período, también se han producido 7 documentos técnicos, se ha impulsado una iniciativa sobre disponibilidad de información pública de interés para el control tributario y se han atendido 23 consultas técnicas sobre asuntos de tributación internacional.

En el ámbito de la capacitación, el CIAT ha desarrollado cursos a distancia sobre precios de transferencia e intercambio de información, y una Maestría en Tributación Internacional, Comercio Exterior y Aduanas, que ofrece junto con la Universidad del Externado de Colombia. Por medio de estos programas se capacitan cientos de alumnos al año, especialmente funcionarios de administraciones tributarias.

Todo ello demuestra que la fiscalidad internacional ha ido ganando peso específico en la agenda de los países. Las razones pueden ser diversas. Por un lado, constituye una prioridad política fundada en compromisos internacionales (Ej.: implementación de las acciones del Marco Inclusivo BEPS). Por otro lado, es considerada una necesidad para contener el planeamiento tributario internacional nocivo y así proteger los recursos tributarios.

Con anterioridad a la existencia del Plan de Acción BEPS, en términos generales, los esfuerzos de los países de la región se concentraron en el control de los precios de transferencia. Por convergencia, todos los países de América Latina y algunos del Caribe cuentan con normas para el control de los precios de transferencia, siendo este asunto el que más debates ha generado en la región y más esfuerzos ha demandado. Marginalmente se trataron otros asuntos internacionales. Me pregunto si en los tiempos que corren, el peso específico de este asunto es mayor o menor que el de otros asuntos planteados en el Plan de Acción BEPS. Sería necesario contar con más y mejores datos, sistemas de riesgo y estadísticas para determinar qué riesgos de la fiscalidad internacional son más nocivos para los países de América Latina y el Caribe.

Por otra parte, la región ha tenido dificultades para armonizar sus sistemas tributarios. En particular, cuando nos referimos a la fiscalidad internacional, la armonización ha sido “importada”. En este caso, me refiero a soluciones que no han surgido de la región y provienen de contextos diferentes. Esto no es bueno ni malo, si consideramos que BEPS constituye una oportunidad para todos. No obstante, lo criticable radica en la dificultad para aplicar algunas medidas y/o en la falta de armonización sobre aquellos aspectos netamente regionales, que por alguna razón han quedado fuera de BEPS.

Visto desde otra perspectiva, la región tampoco ha acudido a mecanismos de coordinación ordenados para armonizar su actuación durante el proceso de formulación y discusión de los resultados de las acciones BEPS. Considero que ello es “clave” para que América Latina y el Caribe tenga una actuación consistente en foros internacionales y deje plasmados claramente sus intereses. Aquí, las organizaciones regionales, en coordinación con las internacionales, pueden aportar valor; puesto que cuentan con capacidad para actuar como facilitadores del diálogo necesario para entender mejor los riesgos en el contexto regional, y consecuentemente promueven consensos sobre soluciones armonizadas.

Esto último motivó al CIAT a retomar las reuniones presenciales de la Red de Fiscalidad Internacional. En este sentido, gracias al apoyo financiero de GIZ y del Programa de Cooperación Intercoonecta de España, los días 4 al 7 de julio de 2017, se llevó a cabo en el Centro de Formación de la Cooperación Española, situado en la ciudad de Cartagena de Indias (Colombia), la reunión de la Red de Fiscalidad Internacional del CIAT. La reunión de la Red contó con la participación de representantes de 23 países de América Latina y el Caribe, España, la OCDE, el Banco Mundial, la ONU, GIZ de Alemania, LATINDADD, la Universidad del Externado de Colombia, la Universidad de Castilla La Mancha de España y la Universidad de Maastricht de los Países Bajos.

La amplia participación de relevantes actores regionales e internacionales nos ha permitido mantener discusiones de alto nivel sobre los principales avances producidos a nivel internacional en materia de fiscalidad internacional, los trabajos de organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y del sector académico, y sobre la actuación de las administraciones tributarias, a través de casos reales de planeamiento tributario nocivo que han sido identificados.

Considero que la primera reunión de la Red de Fiscalidad Internacional nos ha permitido:

• Fortalecer aún más los lazos existentes.
• Conocer mejor la experiencia regional y fortalecer el diálogo, para entender mejor el comportamiento de las administraciones tributarias y los contribuyentes.
• Poner sobre la mesa temas de interés común para la región (mecanismos para el control de precios de exportaciones/importaciones basados en el denominado “sexto método”, proceso de identificación de riesgos, evaluación e implementación de recomendaciones del Marco Inclusivo BEPS, sectores económicos, cadena de valor, aplicación de normas generales anti-elusivas, acceso a y uso de información del exterior, entre otros.).
• Crear vínculos entre la Red y foros internacionales, para transmitir de manera coordinada preocupaciones generalizadas o proponer buenas prácticas consensuadas que surjan de países miembros del CIAT.
• Acordar la elaboración de un producto que permita analizar y conocer los esquemas de planeamiento tributario nocivos identificados por países miembros de la Red.

Y finalmente, lo más importante que puede generarse en el seno de una Red, que es la confianza y amistad de sus miembros, siempre necesaria para lograr un clima de camaradería y cooperación.

Todo ello sólo fue posible gracias a los lazos que la Secretaría Ejecutiva del CIAT mantiene con sus países miembros, la GIZ de Alemania, la Cooperación Suiza –SECO-, el BID, la Comisión Europea –Programa EUROsociAL-, el ITC, la Cooperación Española, la ONU, la OCDE, el Banco Mundial, el TJN, LATINDADD, el IBFD y el mundo académico.

En definitiva, todos estos esfuerzos han sido, son y serán el producto de un trabajo de redes.

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