Nuevos perfiles, mismos retos – Parte II
Los nuevos requerimientos
En la primera parte de esta serie abrimos la reflexión alrededor de las nuevas exigencias para el capital humano dentro de las administraciones tributarias (AT´s), sin evadir el hecho de que este elemento forma una parte más de la compleja red de componentes en prácticamente cualquier administración tributaria. Ahondemos ahora un poco más sobre esas cosas que son requerimientos para las personas.
A estos requerimientos prefiero referirme como Competencias, como una forma de darles un corpus propio y límites concretos sobre lo qué es y no es un requerimiento. Escuchando a varios administradores tributarios sobre las características del perfil del auditor (como un puesto clave, de muchos), he podido atestiguar con frecuencia dos tendencias, no sé si naturales pero sí claras:
La primera, que considera que los jóvenes universitarios ahora vienen provistos de nuevos recursos para enfrentar el trabajo, y concuerdo con ello; ahora los universitarios tienen una percepción mas interactiva de la realidad y los procesos sociales, están mejor conectados con su entorno y con el entorno globalizado, y han desarrollado una gran capacidad analítica y crítica para resolver problemas.
Aunque al mismo tiempo, nos enfrentamos a un segmento de población entre los 20 y 26 años, de personas que salen de la universidad y también pueden mostrarse poco solidarios, poco dispuestos a trabajar en equipo y menos aún, a eso que las viejas generaciones llamamos “picar piedra”, lo que es consistente con decisiones frecuentes de realizar un posgrado, en ciertos mercados la diferencia salarial entre un egresado de grado (licenciatura Vgr.) con una persona con posgrado puede incluso alcanzar el 65%, y en otros contextos el posgrado es un auxiliar para la diferenciación de calificaciones profesionales entre profesionistas de un mismo sector. Por lo que su incorporación a las AT´s puede incluso demorar otro par de años.
Sin embargo, la segunda tendencia es igualmente interesante. Es una perspectiva que parte de un punto radicalmente opuesto, los egresados universitarios con frecuencia, no tienen lo necesario para tener un desempeño eficiente en una administración tributaria, y perdónenme la postura dialéctica, pero también estoy de acuerdo con esto.
Y me permito ofrecer como pruebas dos argumentos.
Primero.– Al verificar una materia de interés en las administraciones Tributarias como la Auditoría Fiscal, (y no es la única), es posible identificar dentro de los programas de estudio que existe como una materia dentro de los programas de estudio de carreras como Contaduría Publica, Administración, en algunos casos economía, incluso en alguna ingeniería, pero para abordar la materia fiscal se creó típicamente la especialidad fiscal dentro del mismo programa, o un Diplomado o un posgrado[1] al que no acceden por diversas razones todos los estudiantes del programa obligatorio. Aquí la afirmación no es que la formación que reciben los universitarios sea deficiente, sino que no necesariamente responde a exigencias de las AT´s que ni siquiera son puestas de manifiesto. Y puedo dar fe que nuestras administraciones tributarias tocan las puertas de las universidades, y aunque hay respuestas favorables, aún es marginal.
Segundo. Esta postura es la que ha favorecido la creación de los Sistemas de Carrera y una distinción de los sistemas de carrera es la evaluación para el ingreso (atención, en muchos casos los universitarios vienen de todas las profesiones que usted pueda imaginar, físicos, biólogos médicos, educadores; historiadores y mucho más), y la formación inicial que brindan las AT´s a través de sus escuelas propias o programas de capacitación para el ingreso. (No omitamos decir que las Administraciones Tributarias más desarrolladas, cuentan con sistemas de servicio civil). Esto es una evidencia de que las competencias tributarias pueden ser desarrolladas en las personas y no son privativas de algunas profesiones.
Y si bien los Sistemas de Carrera son un modelo absolutamente deseable, creo debe ser sometidos a revisión (eso será tema de otro blog).
Las Competencias necesarias.
Es posible decir que el repertorio de Competencias de un auditor, debe considerar un amplio abanico de conocimientos, habilidades y actitudes; pero, para entenderlas como competencias debemos entenderlas en armónica interacción unas con otras, el alto conocimiento sin actitud, puede ser disperso, una gran habilidad sin conocimiento es superficial y una habilidad sin actitud es poco productiva.
Así entonces pensemos que nuestro Auditor, tiene al menos dos grandes áreas de Competencia: Técnica y Comportamental.
Las competencias técnicas incluyen conocimientos sobre el marco jurídico de la tributación nacional, los métodos y técnicas de auditoría en general y de fiscalización en particular, dominio del sistema tributario doméstico, gestión por procesos; y sí detallamos más encontraremos conocimientos relacionados con el sistema nacional de seguridad social y también el comercio exterior y aduanas. Sin menoscabo del uso de herramientas informáticas (GRP´s, sistemas propios, aplicaciones externas a las AT´s, uso de datos abiertos y big data, – ¿se acuerdan cuando empezamos a usar office o las tarjetas perforadas? -). Y entre más pensemos mas especificaciones técnicas podemos encontrar, matemáticas financieras fiscalidad internacional y más y más.
Por otro lado en las Competencias comportamentales o blandas incorporan mínimamente el apego a normas y la ética, el trabajo en equipo, el trabajo orientado a resultados y en casos de responsabilidad directiva: el pensamiento estratégico, la negociación y la gestión de grupos, entre otras posibles.
Pero las Competencias no son una cuestión de opinión, estas deben ser construidas y documentadas desde el mundo real del trabajo.
Además las tendencias mundiales en desarrollo organizacional han planteados diversos modelos de habilidades para el trabajo que vas desde 10 a 25 (o más), incorporando atributos tales como la creatividad el pensamiento crítico la resolución de conflicto, la flexibilidad cognitiva, el enfoque a usuarios, la toma de decisiones, el pensamiento numérico, la inteligencia emocional; adaptabilidad iniciativa y liderazgo; una elevada tolerancia a la frustración, en fin.
Parece que este perfil es una mezcla entre Bill Gates y Stephen Hawkins, una mezcla entre visión y ejecución, corriendo el riesgo que resulte una mezcla entre un monstruo y un hechicero; lo cierto es que para tener una respuesta clara, a la pregunta de los requerimientos debemos recurrir a la fuente: El trabajo de las AT´s .
Y muy de cerca recolectar la información que permita construir ese nuevo perfil (o perfiles), que las AT´s requieren ahora. No nos estamos refiriendo ahora a la descripción del cargo, nos referimos al perfil, como el ideal para enfrentar las responsabilidades del quehacer tributario. Y qué decir de otras ópticas como la equidad de genero, la diversidad e inclusión.
Pero todo esto persigue como principal anhelo, dotar a las AT´s de personas competentes, no sólo conocedoras, sino también buenos realizadores. Más allá del sentido común hay que empezar a crear esos atributos de perfil, testarlo, corregirlo y convertirlo en un referente para la región. De eso hablaremos en la tercera parte.
[1] De acuerdo con webometrics.info existen mas de 3660 universidades en América Latina, habría que hacer una revisión más detallada.
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9 comentarios
Excelentes reflexiones y sobretodo planteamientos concretos.
Un abrazo mi estimado Ale!
Excelente publicación. En conclusión el perfil del auditor fiscal debe contener competencias técnicas y blandas.
Interesante escrito y reflexión del que hacer tributario. Importante que las instancias superiores tengan en cuenta estos comentarios.
Muy interesante Alejandro. Seguimos pendiente de la tercera parte.
Muy buen artículo,.
Felicidades
Hola Alejandro. Muy bueno…..
Lo que me queda claro es que una competencia indispensable es la capacidad de seguir aprendiendo…. No importa todo lo que sepas hoy, en 10 años necesitarás saber otras cosas.
la formación académica es muy importante donde la la labor de auditoria no es de exclusividad de un persona que se forma en el las facultades de contabilidad, sino también son participes jóvenes que estudian ciencias administrativas, económicas, de derecho, de ingeniería informática y sistemas, ingenieros industriales y adicionalmente a ello se le debe adicionar una cuota mayor que es el comportamiento ético e inteligencia emocional, muy esencial que en nuestro País se hecha de menos.
Se requiere de profesionales que forjen una nueva y moderna AT, con principios, valores y justa que siempre funcione generando riesgo en las entes que tienen que pagar sus tributos con la mira a crear conciencia tributaria donde los gobiernos de turno deben demostrar como direccionaron e invirtieron (gastos) los tributos recaudados.
Si el perfil de un trabajador de la AT debe tener una formación académica muy exigente, incluso debe conocer el otro lado de la orilla (del sector privado) que para ingresar a dicha entidad tiene que pasar por una serie de evaluaciones y para ascender tiene que competir con la plaza vacante y algunas de ellas exige estudios de maestría , mucho más exigente debe ser para los que ocupan cargos en la Alta Dirección que se supone que son los lideres que gestionaran la política tributaria, sin embargo como son cargos de confianza son cargos politicos llevados por los gobernantes de turno y como mínimo deben tener el grado de bachiller profesional, como lo ve don Alejandro, es una paradoja.
Excelentes y lúcidas reflexiones, Alejandro. «Sapere aude» decían los clásicos…gracias por retarnos a pensar las calidades y las cualidades de los funcionarios del futuro.
Muy agradecido pos sus comentarios, sin duda hay muchos avances y áreas de oportunidad; este blog también se nutre con ustedes y tomaré de sus ideas para kla 3a.Parte.
Abrazo a todos que lo han leído y a quiénes lo han comentado.