Bisagra de otro orden imaginado – Parte 1
“Sin esperanza es difícil superar la adversidad”
En “La orquesta del Titanic” me pareció haber dicho bastante sobre los efectos de la falta de memoria en la historia de las pandemias, el agravamiento de la pobreza y la desigualdad existentes, la necesidad de cambios en el orden social, el uso de las tecnologías para control de la humanidad y otras negaciones que ameritaban un relato de la difícil situación creada por el COVID19.
Posteriormente pensando en el uso solidario de la tecnología para abastecer las débiles economías de la sociedad vulnerable nació “El martillo sin dueño” que volvió sobre la necesidad de un esfuerzo social solidario apoyado en el uso de herramientas tecnológicas.
Creía haber completado mi propósito de testimoniar las crisis del momento que vive la humanidad y agregar un punto de vista respecto la necesidad de un cambio de orden social, sin embargo un artículo publicado en “La opinión”[1] que considera el siglo XXI como el momento de bisagra y “punto de inflexión” del planeta me motivó a plantear nuevas dudas sobre sus efectos en la organización social, un paso más en procura de alertar probables cambios en esta situación universal.
…el futuro en nuestras manos…
Parece obvio decirlo pero no está mal recordar a la bisagra como el lugar de unión o articulación de dos elementos o de un elemento que actúa de intermediario de dos de ellos, por analogía, son dos los momentos universales que fungen de elementos en el artículo de La opinión: el transcurrido hasta el siglo XX inclusive y el que va a transcurrir del siglo XXII en adelante, el siglo XXI sería el “momento bisagra” con impacto en la historia de la humanidad.
Llegan a eso los descubrimientos científicos y tecnológicos que en los últimos dos siglos nos proveen mayores poderes para transformar el entorno en que vivimos, a nosotros mismos y a nuestros sucesores.
Nuestro hábitat la Tierra, ha existido durante 45 millones de años, pero en el siglo XXI es la primera vez que una especie, la nuestra, tiene la “habilidad” de degradar irreversiblemente la biosfera o tomar un camino errado con la tecnología y provocar un revés catastrófico a la civilización.
Las probabilidades de que el mundo acabe en este mismo siglo son bastante altas, pronostica el referido artículo. Hemos creado amenazas que nuestros ancestros nunca tuvieron que enfrentar, como una guerra nuclear o ingeniados patógenos asesinos y no hacemos lo suficiente para evitar que ocurran, el mundo gasta más dinero en helados que en cautelar tecnologías que pueden acabar nuestra vida.
Existe la posibilidad de que el siglo XXI presente una sofisticada inteligencia artificial transformada en superinteligencia cuyo manejo puede determinar el futuro de nuestra civilización, tanto provocando una fuerza que busque el bien de todos, como un gobierno que use tal poder para manejar a sus disidentes.
Concluye el artículo: No podemos decir que nuestro tiempo será o no el más influyente, pero si podemos decir con más certeza que tenemos un poder cada vez mayor para moldear las vidas y el bienestar de miles de millones de personas que vivirán el mañana, para bien o para mal.
¿…un orden…?
Actualmente el estado de derecho señala a la sociedad el camino por el que se puede transitar libremente con destino a la supervivencia, sin embargo basta una advertencia biológica, para que la humanidad deba transitar en condiciones muy distintas.
Valga la metáfora de los caminos, para poner atención en los ámbitos de pobreza y desigualdad social potenciados por la pandemia que registra la humanidad, que nos llevan a pensar en modificar el orden permisivo de ambiciones, autoritarismo e improvisación de las clases gobernantes hoy vigente.
Tal vez sea éste el momento de debatir objetivos y responsabilidades que lleven al universo a consensuar un nuevo orden con el hombre como máxima prioridad.
¿…Cual es el orden social pretendido….? ¿Cómo se sustentaría la gestión de un orden social distinto….? Cuál será el sentido final de tal orden…? Será posible un consenso en el cambio de orden en la sociedad…?
Tales son los motivos que me llevaron a buscar respuestas en el pensamiento de algunos intelectuales preocupados en ello.
…el “orden imaginado” y la sociedad igualitaria…
El escritor Yuval Noah Harari llama “orden imaginado” [2] al que supone la igualdad de hombres “biológicamente desiguales” sosteniendo la desigualdad en la negación a aceptar orden alguno que interfiera su libertad.
La ciencia biológica afirma que las personas no fueron creadas, sino que han evolucionado “y no igualmente” expresa Harari. La evolución se basa en la diferencia no en la igualdad, cada persona posee un código genético diferente y está expuesta a distintas influencias ambientales.
Quienes abogan por la igualdad y los derechos humanos, dirán: “sabemos que desde la biología las personas no son iguales” pero, sí creemos que todos somos iguales en esencia, podremos crear una sociedad estable y prospera.
Ante el escenario trágico que presenta la humanidad y sacude su naturaleza y también sus libertades, encuentro en la opinión de Harari [3] algunas cuestiones adicionales: ¿qué tipo de sociedad surgirá de esta pandemia…? ¿los países estarán más unidos o más aislados…? ¿Se utilizaran herramientas de vigilancia para proteger a los ciudadanos u oprimirlos…?
Para comenzar me pregunto ¿cómo ha sido el origen de la asociación que ha facilitado la supervivencia de la humanidad…?
De recolectores a productores
La antropología explica el origen de la supervivencia de la especie humana en la caza de rumiantes y la recolección de frutos y semillas silvestres por grupos nómades de individuos unidos por el parentesco.
Durante cinco millones de años, creció el volumen del cerebro del hombre y evolucionó su capacidad de almacenar y transmitir información. Sobrevivieron los que con mayor cerebro organizaban grupos para cazar, informaban de algún peligro y ante amenazas creaban estrategias de ataque y defensa.
La transformación más importante en la historia de la humanidad, fue el Holoceno o advenimiento de un cambio climático que permitió la revolución agrícola.
La agricultura surgió en Oriente hace unos 10.000 años y se expandió hacia Europa, donde a través de miles de años reemplazó a los cazadores recolectores del periodo medio de la edad de piedra. Ese cambio del modo de vida representa la mayor transición demográfica experimentada por la especie.
Su concentración en grupos poblacionales y el ordenamiento de la producción agrícola, consiguieron un mejor abastecimiento de las necesidades y la generación de excedentes que aprendieron a intercambiar.
“Organizada así la naturaleza”, comenzó la era de reglas reguladoras del trabajo y del comportamiento, ya implícitas en los hábitos de trabajo y costumbres de la convivencia.
Así el inicio del orden, que mal o bien, resultó cimiento del que en la actualidad pone límites al comportamiento y controla como puede sus desvíos.
… un orden social necesario para la convivencia…
Un orden social es un sistema de marcos e interacciones, que se realimenta y reproduce mientras mantiene las relaciones de producción, de propiedad, de poder, de cultura, de ideología o de valores. Su vigencia incluye el «desorden», los conflictos sociales y el «disenso» de los inconformes.
El problema fundamental de la búsqueda de un orden social era para Rousseau “encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común proporcionada por la persona y los bienes de cada asociado y por la cual cada uno, uniéndose a todos los demás, no se obedezca más que a sí mismo, y permanezca, por tanto, tan libre como antes” [4].
…diferentes concepciones históricas del orden social
A través de la historia el comportamiento obedeció a distintos enfoques definidos como normas mínimas de conducta.
Para Aristóteles (Ética Nicomaquea IV AC) el orden social se trataba de la imposición o el consenso de normas que guiaban la conducta de los individuos preservando los valores de igualdad, orden, progreso, equidad, etc.
Maquiavelo (El Príncipe XVI DC) en cambio sostenía que el individuo tiene la libertad para actuar de acuerdo con sus propios intereses.
En ambos es el hombre el camino, Aristóteles plantea la necesidad de formar ciudadanos modelo con virtudes de: liberalidad, magnificencia, mansedumbre, justicia, equidad, prudencia, sabiduría, etc., Maquiavelo en cambio señala un período en el que los asuntos de organización social quedan en manos del monarca, garante de paz mediante la coerción o la obediencia de la población.
Los hombres se necesitan unos a otros para sobrevivir pero en su interrelación se generan conflictos nuevos y distintos a los que propiciaron su asociación (dilema de los erizos). La pregunta sobre cómo vivir en comunión con los demás todavía espera respuesta.
En la extrapolación de experiencias podremos encontrar explicaciones que sirven de guía en la búsqueda de un orden social perdurable, pero no como bases de un nuevo orden que asegure la convivencia en la actualidad.
Algunos países de la región reactualizan hoy el pensamiento maquiavélico en su orden de convivencia, las circunstancias han llevado al hombre al olvido de los valores fundamentales impresos por Aristóteles[5].
Continúa…
[1] “Momento bisagra” de la historia de la humanidad. ¿Qué es? https://laopinion.com/2020/10/25/por-que-algunos-expertos-creen-que-estamos-en-el-momento-bisagra-de-la-historia-de-la-humanidad/
[2] Yuval Noah Harari, Sapiens, De animales a dioses (2013)
[3] Yuval Noah Harari: “Ser patriota es sostener un buen sistema sanitario, pagar impuestos” https://elpais.com/ideas/2020-10-23/yuval-noah-harari-ser-patriota-es-sostener-un-buen-sistema-sanitario-pagar-impuestos.html
Yuval Noah Harari: “El covid puede originar el peor sistema totalitario que haya existido, https://www.elconfidencial.com/cultura/2020-10-27/yuval-noah-harari-sapiens-entrevista_2806276/
[4] J.J. Rouseau: El Contrato Social (1762)
[5] Los fundamentos para la construcción del orden social en la ÉTICA NICOMAQUEA de Aristóteles y EL PRINCIPE de Maquiavelo, https://ambulemusinluminedei.blogspot.com/2014/07/los-fundamentos-para-la-construccion.htm
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