Mitos, leyendas, tradiciones y otras cosas así (viii)
Los borradores o propuestas de declaraciones
En un Post anterior, aquel de los diez minutos, mencionaba la posibilidad de ofrecer borradores o declaraciones con campos pre-llenados a los contribuyentes como una estrategia para acortar la acción de la administración frente a los contribuyentes.
Al respecto, tuve la suerte de participar hace poco en un interesante intercambio de opiniones sobre la conveniencia o no de que la administración tributaria proponga a los contribuyentes, o a la mayoría de ellos, las declaraciones pre-llenadas o a manera de borrador.
En algún momento del diálogo, un colega preguntaba si no era un contrasentido el que la administración hiciera tal cosa en un sistema de auto-determinación de tributos que se soporta ampliamente en las declaraciones de impuestos. Aún más, preguntaba si al hacer tal cosa no se afectaría aquello que denominamos riesgo subjetivo.
Luis Cremades, el Jefe de la Misión de la Agencia Tributaria Española en el CIAT, nos contaba que preocupaciones similares ocurrieron ya cuando se discutía si preparar o no el “famoso” borrador. Sin embargo, el panorama se aclaró cuando se definió una política de transparencia basada en informar a los contribuyentes la información que sobre ellos, y su actividad económica, tiene la Administración. En ese sentido, sería un absurdo que los contribuyentes oculten aquello que con certeza conocen que la administración conoce. El preparar la propuesta es solo el siguiente paso.
Por supuesto, para que la administración pueda dar ese paso será necesario que los datos que obtenga de sus propios sistemas y sobre todo que la información que obtiene de terceros sea razonablemente completa y alcance un nivel de fiabilidad muy alto. Si el trabajo se hace bien, muchos contribuyentes tendrán únicamente que confirmar la propuesta, algunos deberán complementarla con otros elementos _ probablemente soportados con información que la administración todavía no tiene o no logre obtener _ y unos menos corregirán valores que no correspondan. Estos ajustes, si son muy pocos, no serían difíciles de manejar, pero lo que es mejor, contribuirían a afinar cada vez con más detalle los procesos de obtención de información.
Si no damos el último paso, ese de preparar y proponer el borrador, podemos pensar que será mayor, mucho mayor, el número de contribuyente que, con intención o no, presenten una declaración que sería observada por la Administración. Dependiendo del volumen, esos contribuyentes recibirían comunicaciones informales o notificaciones señalando las diferencias e invitando a los contribuyentes a sustituir las declaraciones para corregir el error. Algunos de esos contribuyentes serían auditados con fiscalizaciones de escritorio o de campo. Pero claro, no todos, probablemente serían demasiados.
Las declaraciones sustituidas seguramente generarían multas e intereses. Pero probablemente no todos los contribuyentes identificados sustituirán las declaraciones, y no todos los que las sustituyan pagarán inmediatamente las diferencias y los accesorios resultantes. Algunos, con suerte los menos, mantendrán su posición e intentarán recursos o esperarán las acciones de cobranza ejecutiva para efectuar los pagos, llamémoslos grupo X. Si todo va bien, gracias al trabajo de la administración para identificar e informar las diferencias, requerir la sustitución voluntaria o determinar el impuesto con una acción de fiscalización; muchos de esos contribuyentes sustituirán las declaraciones y se habrá mejorado el cumplimiento. En el mediano plazo, esos contribuyentes seguramente sean más cuidadosos en el futuro.
Si se da el paso adicional, y se presenta el borrador o la propuesta, podríamos presumir que salvo aquellos contribuyentes del grupo X, aceptarán la declaración o la complementarán. La cantidad de diferencias resultante de los cruces será significativamente menor y las declaraciones, estarían más correctas, al menos en cuanto a la información disponible por la administración. Es verdad que se evitarían muchas multas e intereses, pero las cosas estarían mejor desde el principio y sabemos que mientras más tarde se trate de corregir un problema; más difícil será su solución y seguramente más costosa. Además, al no tener que controlar lo que ya se sabe, la Administración podrá destinar esos recursos a otros objetivos.
Por supuesto, hay que insistir en que antes de lograr dar ese paso, las administraciones deben asegurar obtener la información necesaria para hacerlo, en la oportunidad adecuada, con la mayor calidad. Ese proceso es indispensable. Si se logra, y cuando se logre, me parece que vale el esfuerzo. En cuanto al riesgo subjetivo, si el proceso es correcto y suficiente, no creo que disminuya, sino que probablemente aumente.
La forma de presentar ese borrador o esa propuesta es motivo de otra discusión: el envío de declaraciones que pueden ser confirmadas por un botón en el móvil hasta la declaración completamente en línea en que los campos aparecerían llenos. En cualquier caso es claro que esta propuesta es solamente eso: una propuesta. La determinación de los tributos no deja de ser responsabilidad de los contribuyentes. Al preparar el borrador sobre la base de la información disponible, la administración no renuncia ni a realizar cruces posteriores con información que obtenga después ni a fiscalizar a los contribuyentes.
Saludos y suerte.
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2 comentarios
Hola Raul, como siempre muy interesantes tus apuntes, siempre avanzando hacia la administración por sistemas de información de manera muy amena.
Estoy totalmente de acuerdo con la utilizacion de borradores, estrategia en la que la Agencia ha puesto su confianza… sin embargo y a fuer de las experiencias, creo que a algunas administraciones de la región les falta bastante para comprender la utilización sistematica de la información que recibe y aceptar las inversiones necesarias para mejorar su calidad.
Es bastante difundido el proceso de determinación de diferencias con información de terceros en auditorias de segundo piso y menos difundida la utilizacion de oficinas administrativas para gestionarlas, pero a mi juicio lo mas preocupante es la falta de un registro almacenador de datos tanto de identificacion y ubicación cuanto de los resultados de las actividades economicas con información previamente sometida a procesos de calidad mediante validaciones con organismos externos a la administración y con examenes aritmeticos y de coherencia interna de declaraciones.
La idea de desarrollar un registro de contribuyentes en forma independiente del sistema procesador de declaraciones y de determinacion y reclamo de omisos y la puesta a disposicion de auditoria de bases sin revision previa hace perder eficiencia al control de la administracion fiscal.
Lo mas critico es la falta de concepcion de una administracion con enfoque de sistemas
aunque eso debiera derivar necesariamente de la utilizacion de la tecnologia disponible, me parece necesario impulsar el desarrollo previo de procedimientos que resuelvan las relaciones funcionales entre los procesos de entrada de datos, su validación y completamiento en procura del mejoramiento de su calidad por oficinas de media especialización y el almacenamiento a disposicion de los programas selectores de auditoría. Esta base ultima sería la que las administraciones podrían facilitar en consulta a los contribuyentes como paso previo al desarrollo de los borradores.
Un abrazo
Raúl:
Voy a introducir un comentario con algo de humor. Leyendo tu post podemos decir que, algunos de nuestros colegas que se oponen a exteriorizar a los contribuyente la información que tiene la AT sobre el monto de sus impuestos en una declaración pre-llenada, definitivamente no les gusta jugar al Hold’em Texas Poker, ya que les cuesta pensar en una AT que juege con la mayoría de las cartas a la vista y sólo con dos en la mano.
Siguiendo con el humor, jugar con las mayoría de las cartas a la vista no significa que los participantes dejen de jugar (en el caso de las AT fiscalizar , por ejemplo), tampoco significa que los contribuyentes adhieran sí o sí a los montos sugeridos, porque tampoco van a dejar de presentar sus disconformidades (los contribuyentes tampoco dejaran de jugar).
Ahora en serio, en cuanto al principio de autodeterminación de las obligaciones tributarias de los contribuyentes creo que será revisionado proporcionalmente al aumento de las capacidades de información que dispongan las AT, todo hace pensar que el norte es la «liquidación Administrativa de los impuestos» pasando por el estado intermedio de la sugerencia / aistencia de datos prellenados en las declaraciones.