Choques y brechas de las culturas tributarias
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En una investigación publicada, “La Cultura Tributaria como concepto básico de la política tributaria”(1), el Dr. Birger Nerre, experto del GIZ, define el concepto de cultura tributaria como “la tradición tributaria de un país y su interacción con valores culturales de los contribuyentes, tales como la honestidad, el sentido del deber, o la justicia”. En este estudio, Nerre identifica dos tipos de choques culturales relacionados con la cultura tributaria, considerada también como “La totalidad de las instituciones formales e informales asociadas con un sistema tributario nacional y su implementación práctica, que es históricamente incorporada en la cultura del país”.
Cuando hay una tentativa de transferir cambios de sistema tributario en una “cultura tributaria” existente, pueden surgir conflictos institucionales o sociales. El autor utiliza el concepto de “choque cultural tributario”, que puede ocurrir a nivel individual o micro, al igual que a nivel colectivo o macro, para describir el encuentro con una cultura tributaria desconocida o extranjera.
Los choques culturales tributarios individuales son comunes en el contexto actual de globalización, en donde más y más residentes pagan impuestos en un país distinto a su país de origen. Esto puede traer sentimientos de inseguridad, percepción de procedimientos injustos etc…, que pueden motivar al contribuyente expatriado a regresar a su país de origen o a adaptarse a la cultura tributaria del nuevo país.
En cambio, los choques culturales tributarios colectivos son menos frecuentes pero sus consecuencias son mucho más graves; eso ocurre cuando una medida tributaria es impuesta del exterior, o cuando ella es percibida como tal. Nos viene a la mente la imagen de la situación actual de Grecia, donde los esfuerzos de recaudación para enfrentar el déficit fiscal estatal son considerados por muchos, como medidas arbitrarias y bajo presión de los acreedores exteriores del país, en contra del nivel de vida de la población.
Un ejemplo más clásico de tal fenómeno fue la introducción del IVA en Japón. Expertos tributarios de Estados Unidos habían tratado de introducir un sistema IVA poco después de la secunda guerra mundial, con un diseño no adaptado a la cultura japonesa y que el mismo hubiera afectado negativamente el desarrollo de las grandes empresas. El impuesto propuesto fue rechazado en 1954. Sin embargo, el miedo resentido por los japoneses hacia el concepto de IVA fue resentido durante décadas, y no fue hasta 1989 que se introdujo un concepto de IVA al estilo japonés.
Otro concepto interesante introducido por el Dr Nerre es la “brecha cultural tributaria”. Se define como, cuando un país reforma su sistema tributario, introduciendo nuevas reglas o nuevas tecnologías, una parte de la población se adapta rápidamente a las nuevas reglas mientras que otras no se adaptan o lo hacen con resistencia. Esto crea una “brecha cultural tributaria” para una parte de la población de contribuyentes, pudiendo ser profundo si las reformas son importantes.
Al principio, son las autoridades y las administraciones tributarias las que deben formarse y ajustarse a las nuevas medidas o reglas. Después, son los contribuyentes los que tienen que cambiar su comportamiento. En caso de resistencia al cambio, hay que esperar, al menos al principio, una caída de la productividad de los agentes tributarios y de la moral tributaria de los contribuyentes. En los países desarrollados, estos cambios son introducidos progresivamente, sin embargo este no es el caso en los países en desarrollo, donde las economías en transformación llaman a cambios rápidos, y las brechas culturales tributarios pueden afectar gravemente los beneficios de su desarrollo, especialmente si los ciudadanos tienen experiencias pasadas de sistemas autoritarios o corruptos, en donde la tributación no era asociada con el servicio del bien común.
Cambiar esta “percepción” en las economías en transformación de naciones en desarrollo, requiere muchos mas esfuerzos en educación y, sobre todo, mucho mas tiempo.
Es importante que el experto tributario internacional sepa, que cambiar un código tributario sin considerar la cultura nacional puede causar graves problemas de recaudación y de incumplimiento. Igualmente, si los contribuyentes no perciben el apoyo del estado, ellos tienden a considerar legítimo retrasar pagos o evadir impuestos.
En conclusión, recientemente las organizaciones internacionales tales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional han re-descubierto la importancia de las culturas tributarias nacionales para el diseño de las políticas de reforma fiscal en los países en desarrollo. Prevenir choques culturales tributarios colectivos debería ser un criterio para una mejor política tributaria internacional y nacional. En cuanto a las brechas culturales tributarios, estos son inevitables dado la velocidad de los cambios globales, pero se deben poder evaluar y eso requiere estudiar mejor las interacciones entre las poblaciones y instituciones tributarias.
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2 comentarios
Buenas tardes Andre Georges:
La definición de cultura tributaria que se ensaya en este artículo, en conexión con actitudes colectivas, calza con la realidad de la economía informal en el Perú.
La adopción colectiva de la cultura del tributo en el Perú, va a implicar – ya lo hace – el adoptar otros saberes y actitudes que le sirven de soporte: como el derecho de rendición de cuentas a las autoridades públicas, la contabilidad básica de los negocios, saber básico de contratos, actitudes de confianza hacia el sistema financiero y el servicio de impuestos,…
Es una malla de temáticas, que inciden en las conductas de unos grupos más que otros, y que tienen como proveedores – de información y asistencia – a una serie de entidades públicas, sin un planeamiento común. Por eso una función que las administraciones tributarias deben de asumir, y así ha sido en el planeamiento de la agencia de impuestos en Perú desde el 2011, la SUNAT, es la de liderar – lo que no excluye a otras agencias del gobierno y organizaciones del sector privado – la formación de cultura fiscal, que como concepto, y en términos de programas de acción, es un objetivo bastante más amplio que sólo informar sobre el IVA, o el Impuesto a la renta, y cómo llenar el formulario.
El despliegue de esta política debería tener en cuenta la cultura de los destinatarios de dicho esfuerzo. Así como el momento económico y político en el que se produce el mensaje. Y no porque la cultura fiscal tenga que ver con la coyuntura, sino porque la cultura que prevalece en el entorno escucha la coyuntura, e interpreta con sus ruidos.
El CIAT puede organizar más esfuerzos de sistematización de experiencias alrededor de esta temática, tan compleja y, sin embargo, tan importante para cualquier política tributaria.
Eduardo
Muchas gracias por su comentario.
El Ciat dedico su Asemblea General de 2011 en Ecuador al tema de la moral tributaria, que es un punto de referencia para los trabajos anteriores del CIAT. Aqui hablamos de culturas tributarias , particularmente en la parte
«Actitudes del contribuyente frente a la administración tributaria: diferenciar y clasificar los comportamientos»
Ver la pagina
http://www.ciat.org/index.php/es/cooperacion-internacional/actividades-internacionales/conferencias-tecnicas/ponencias/1450-ponencias-conferencia-2010.html
Atentamente
Andre Dumoulin