Los “contratos sociales” contemporáneos
Una reformulación necesaria
Aunque yo ya vengo tratando este tema en algunos de mis anteriores post, lo vuelvo a traer a colación tras leer este interante artículo de Joaquín Estefanía en El País.
Mientras en España el “contrato social” firmado implícitamente entre Estado y contribuyentes durante la transición fiscal de los 70´s se va poco a poco diluyendo con la actual crisis económica: recortes drásticos del gasto público; disminución de la calidad de los servicios públicos y prestaciones sociales recibidas hasta ahora; cuestionamiento de la equidad de nuestro sistema tributario; etc… En otras regiones como América Latina, en donde se encuentran en plena construcción de ciudadanía,este “contrato” se ha venido reforzando junto a su consolidación democrática: gran crecimiento de la clase media y un Estado de Bienestar en auge, pero se sigue dudando de su eficiencia a corto-medio plano (tal y como se plantea en las páginas 12 y 13 de este reciente informe del Banco Mundial).
Parece claro pues que tanto en España junto con muchos otros países de la UE (Grecia, Italia, etc…), así como en la propia América Latina (en adelante, AL) se han de reformular estos “contratos sociales” contemporáneos que como se demuestra en la actualidad han quedado obsoletos. Antes de la ruptura entre Estado y ciudadano-contribuyente, es necesario que desde las instancias políticas de cada país reflexionen sobre las nuevas pautas de estos acuerdos.
Mientras Estefanía no hace mención explícita en su artículo al sistema tributario, desde mi punto de vista es la fiscalidad (en su doble vertiente: ingresos y gastos) uno de los puntos claves en los problemas y las soluciones de estos nuevos “contratos sociales” post-contemporáneos aún por definir: la importancia de logar definir un sistema tributario que realmente sea justo y equitativo.
En España lo que ocurre principalmente es que nuestro actual sistema tributario ha dejado de estar en consonancia con la actual estructura económica del país (demasiada dependencia del IRPF), contamos con muchas presiones de la UE por el equilibrio presupuestario y tenemos una gran falta de alternativas de recaudación no-tributarias; mientras que en los países de AL el principal problema radica en una baja presión fiscal, escasa calidad de los servicios públicos y habitualmente cuentan con grandes fuentes de ingresos no-tributarios (recursos naturales, zonas de libre comercio, etc…) que retrasan la realización de reformas fiscales de calado.
¿Hacia dónde hemos de dirigirnos según vuestra opinión?… ¡sigamos reflexionando!!
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3 comentarios
Estimada Maria, sin dudas el componente fiscal es critico en los Contrato Sociales, que necesitan de este pacto fiscal, de la definición de quien paga, quanto paga, como paga, y como se distribuye los recursos en la sociedad. Por supuesto que cuando se alcanza este estado de desarrollo en las sociedade, se genera automaticamente el concentimiento, y todo se vuelve mas fácil en el campo tributario, con la elevación del cumplimiento voluntario y la disminución del costo de la transación tributaria.
Lamentablemente, alcanzar el pacto fiscal es tarea muy compleja y todavia un poco utópica en nuestra realidad latinoamericana, donde los intereses individuales, setoriales, específico, etc se sobreponen al coletivo.
Muchas gracias por tu post! El tema que manejas, de la sociologia y de la educación fiscal es facinante y crítico para nuestras sociedades.
Todo «contrato social», por definición, es dinámico y debe aspirar a ser plural. Su definición no necesariamente es legal. Desde un punto de vista pragmático, siempre se está reformulando, pero hay un factor importante: el poder. Quien detenta el poder define las condiciones y los términos en los cuales ese «contrato social» se desea prolongar en el tiempo. Pero el futuro no es predecible. Las sociedades no responden a un patrón determinista. Desde su seno, pueden transformarse y cambiarse. Considere el caso de Brasil.
Sin lugar a dudas, el «contrato social» en donde se entiende como intrínsico el aspecto fiscal es una cuestión intangible y desde luego no escrita en cualquier sociedad desarrollada.
En España, este contrato se está rompiendo pero desde mi punto de vista ni la propia clase política (quiene toman las decisiones) ni los propios ciudadanos son conscientes de la gravedad que este hecho puede acarrear, ya que no hay un «papel» que corrobore qué condiciones tenía este contrato por cada contraparte. Se está produciendo un gran distanciamiento entre contribuyentes y clase diligente, un grave deterioro del Estado de bienestar y una cada vez mayor resistencia fiscal entre los ciudadanos.
Desde mi punto de vista, este «contrato social» no puede ser una utopía para América Latina en la medida que todos los países del área están en pleno desarrollo de su Estado y ciudadanía y este «contrato» está directamente relacionado con estos aspectos. Lo que no cabe duda es que los ciudadanos-contribuyentes necesitan en estos países ver, aún más si cabe que en otros lugares, que lo que pagan sirve para algo y en definitiva, comprobar el beneficio que les reporta aportar al Estado (solidaridad). Se trata en definitiva de que, paralelamente al desarrollo de Estados sociales y democráticos de derecho, se vaya educando a los ciudadanos en valores cívicos y tributarios (cultura fiscal) sobre sus derechos y responsabilidades siempre y cuando la clase política sea consecuente también con su labor y su gestión pública.