Y no son para bailar

Cuando Socorro Velázquez, nuestro Director de Planificación me invitó a exponer sobre la informatización de las administraciones tributarias hoy, me dijo también que para ello tendría solo diez minutos. Recordé a Rubén Blades y su «canción del final del mundo«. En la introducción a ese tema, en su disco en vivo «Live!», el cantante nos pedía que nos preguntáramos lo que quisiéramos hacer si solo nos quedarían unos minutos.

El reto que se me presentaba no era fácil, no por algún trágico momento que materializara alguna de las tantas profecías relacionadas con esa canción o del 2012 que vivimos, sino porque en la administración tributaria hoy se usa y se puede usar tecnologías en varios, ¿tal vez en todos?, los procesos. ¿Cómo limitar una inmensa fuente de posibilidades a solo diez minutos?

Por un lado, las administraciones se han esmerado en desarrollar capacidades para obtener cada vez mayor cantidad de información; se incorpora la gestión de riesgo soportada en herramientas específicas; la inteligencia de negocios va haciendo parte de los distintos procesos, ya no exclusivamente en la selección de casos de fiscalización;  aumentan la necesidad y la voluntad de cooperar, tanto con otras administraciones tributarias, sub-nacionales del mismo país y nacionales de otros países, como con otras organizaciones gubernamentales; y se incrementa la cantidad de servicios que la administración provee para facilitar el cumplimiento, privilegiando canales dirigidos a la auto atención. Por el otro, las tecnologías de información están viviendo una nueva onda expansiva. Por ejemplo, los temas como el sistema de administración de base de datos relacional, los servidores de aplicaciones que mejor soportan la escalabilidad, las herramientas de BPM y la arquitectura orientada a servicios no han desaparecido pero han cedido espacio, mucho espacio, en las discusiones de los gurús en TI, a otros temas como las nubes públicas, privadas e híbridas y sus “Cosas como Servicio”(1); el uso de herramientas para procesar Big Data (2); las capacidades de comunicación unificada y su integración a los procesos corporativos; la implementación de «topologías de tejido»(3) en los centros de datos, y la implementación de políticas de “BOYD”(4) en las grandes organizaciones.

Estamos en un momento en el que no son pocos los países que tienen más dispositivos conectados a redes inalámbricas que personas y en el que la preocupación de las organizaciones no es solo cómo mantener algo en secreto sino cómo mantener algo secreto y que no todo termine divulgado en las redes sociales o en algún sitio anti-algo empecinado en revelarlo todo.

Por cierto, si todavía estos temas no llegaron al foro de discusión de temas de tecnología en su Administración Tributaria de preferencia, no se alarme, llegarán.

De entre tantas opciones, deseos, ansiedades, o placeres, Rubén Blades escogió bailar. En lugar de fierros, comunicaciones, dispositivos móviles o herramientas, mi elección fue hablar del uso de la información. Y así lo hice para el evento “Tributación y desarrollo: Cómo ampliar la base imponible”, organizado por el CIAT en conjunto con el Grupo Banco Mundial, el International Tax Compact – ITC, y la Comisión Económica para América Latina – CEPAL; y seleccioné los tres ámbitos en que el uso de las TIC debería contribuir, de manera más efectiva, a los propósitos de la administración tributaria.

En mi opinión, herramientas, dispositivos, sistemas, metodologías, tejidos, políticas pueden, y tal vez deben, alinearse para permitir:

• Reducir el tiempo

Escuché más de una vez que algunas cosas se pueden tomar con calma, después de todo, la Administración tenía tiempo, un par de años o más, para auditar un período. Pero, también es verdad que mientras más pronto se corrija un problema, será menos costoso resolverlo.

El uso de información obtenida de terceros; las declaraciones, documentos y certificados electrónicos; el análisis analítico de los grandes volúmenes de datos para evaluar riesgo abre la posibilidad de reducir el tiempo de reacción de la Administración en un orden magnitud. Actuar en meses en lugar de años, en semanas en lugar de meses, en horas en lugar de días.

Las facilidades de propuestas o borradores de declaración o la notificación de inconsistencias en el uso de créditos provenientes de retenciones practicadas en la fuente o en las compras de bienes y servicios gravados con el Impuesto al Valor Agregado, son ejemplos de como la reacción de la Administración y el conocimiento de las posibles consecuencias en momentos más cercanos a la ocurrencia de los hechos, pueden incidir en el comportamiento de los contribuyentes de la misma manera que las cámaras instaladas en semáforos o los radares de velocidad que fotografían las placas de autos en movimiento, inciden en el cambio de comportamiento de los conductores.

• Inter-operar con terceros

La automatización de procesos y el uso de gestores de flujo de trabajo y BPM(5), junto con otras prácticas de gestión, y la creación y manejo automatizado de casos han permitido mejorar la eficiencia y eficacia de muchos procesos, su estandarización, el incremento de la calidad en la gestión e incluso establecer y cumplir compromisos de tiempos de solución.

Estas prácticas pueden, y tal vez deben, incrementarse para incorporar, cuando corresponda, la participación de sistemas de información de terceros de manera automática en los procesos.

El ejemplo va más allá de cosas obvias, como la exposición de certificados de cumplimiento tributario electrónico o la notificación de operaciones de exportación de la Aduana. Iría también, a temas como la notificación de los decesos de personas naturales, que inmediatamente permitirían a los sistemas impedir que se proceson reintegros o devoluciones de impuesto pagados en exceso a declaraciones presentadas por esos contribuyentes o, para el mismo propósito, la notificación de los sistemas de denuncia de las policías o de la administración de justicia sobre robos de identidad y de reclusión de personas. Las posibilidades de interconectar esos sistemas y que, a través de servicios expuestos y consumidos, permitan que pasos o señales sean aportados por sistemas de terceros son enormes.

• Estandarización

En un post anterior, Antonio Seco comentaba sobre la importancia de tener un estándar. El desarrollo e implementación de un esquema unificado, basado en una taxonomía nacional, para identificar, preparar y enviar a la Administración Tributaria y otros organismos de control competentes, los balances, estados de resultados y otros reportes informativos de las personas jurídicas o naturales obligadas a cumplir ese tipo de requisitos son viables, como se ha demostrado con la implementación de la facturación electrónica. Este tipo de estandarización abriría posibilidades para la gestión de auditorías asistidas con medios electrónicos y para la gestión de investigaciones masivas basada en la gestión de riesgo. XBRL o el SPED en Brasil son, aunque distintos en su concepción y alcance, dos alternativas a estudiar en este sentido.

Por supuesto es solo mi opinión, yo podría estar equivocado.

Saludos y suerte.

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