¿Impuestos sobre los robots?
¿qué impuestos podremos recaudar en el futuro?
Aunque pueda parecer increíble, en los últimos meses han surgido propuestas que, con algunos matices y, casi siempre, con nula concreción, han propuesto que los “robots” paguen impuestos.
Uno de los candidatos a liderar el partido socialista francés, Benoît Hamon, reciente ganador de la primera vuelta de sus primarias ha declarado: “Si una máquina remplaza a un hombre y crea riqueza, no hay motivo alguno para que esa riqueza no sea gravada con impuestos” (“Benoît Hamon, el líder que exige impuestos a los robots”, El País, 23 de enero de 2017). Igualmente, el líder de uno de los principales sindicatos españoles, Pepe Álvarez, ha planteado: «Que los robots paguen por los trabajadores que no están en las empresas a la Seguridad Social» (“Pepe Álvarez, líder de UGT, plantea que los robots «coticen» a la Seguridad Social”, La Nueva España, 17 de octubre de 2916).
En cierta forma, esta reacción es comprensible dada la acumulación de estudios que anticipan la destrucción de una enorme parte de los empleos actuales a causa de la revolución tecnológica en marcha o que, al menos, destacan los posibles riesgos existentes, sobre todo a corto/medio plazo. Solo a modo de ejemplo: un estudio de 2013 publicado por la Universidad de Oxford concluye que el 47% de los empleos en Estados Unidos está en riesgo; la publicación de 2016, “The Future of Jobs” del World Economic Forum, anticipa pérdidas netas de más de 5 millones de empleos hasta 2020 en los países analizados; en un reciente número de una de las revistas del propio Fondo Monetario Internacional (Finanzas&Desarrollo) podemos encontrar artículos alertando de los riesgos y “lados oscuros” del desarrollo de la tecnología inteligente.
Y aun sin necesidad de profundos estudios, ¿quién puede dudar, por su propia experiencia, que ciertos empleos están siendo sustituidos por nuevas tecnologías? Empleados bancarios; cobradores de supermercados; conductores; recepcionistas; agencias de viajes;…; la lista podría seguir hasta completar el espacio de este artículo.
Sin embargo, estos miedos, estas transformaciones, no son nuevas en absoluto. Es cierto que la aceleración de la transformación digital y su incorporación inmediata a nuestra vida diaria, junto a la depresión –económica y psicológica- post-crisis, pueden hacernos pensar que vivimos un momento sin precedentes, pero basta recordar a los “luditas” de principios del XIX, o releer “El Derecho a la Pereza” de Lafargue (1880), “Las Posibilidades Económicas de nuestros nietos” de Keynes (1930) o el “Elogio de la Ociosidad” de Bertrand Russell (1932), para recordar que la humanidad lleva tiempo afrontando estos retos, fruto al mismo tiempo del progreso de sus capacidades.
Al mismo tiempo, no todos los autores actuales coinciden al valorar sus efectos. Dean Baker, co-director del Center for Economic and Policy Research considera que el crecimiento de la productividad no respalda la hipótesis revolucionaria asociada a la economía digital, siendo otros factores los determinantes del incremento de la desigualdad y de la constatada pérdida de participación de los salarios en la distribución de la renta (entre 1990 y 2009 la parte de los salarios disminuyó en 26 de los 30 países de la OCDE). Brynjolfsson y McAfee, en su libro “The Second Machine Age”, argumentan que los empleos perdidos se compensarán con las nuevas ocupaciones surgidas, muchas de las cuales todavía no conocemos. Eso sí, la transición, dicen, será compleja, necesitando un gran esfuerzo e inversión en educación y algún tipo de compensación para aquellos que a corto plazo no puedan acomodarse, abogando por la introducción de algún tipo de renta básica complementaria (una alternativa que ha recibido gran atención mediática, con recientes experimentos y propuestas planteados en Suiza, Finlandia u Holanda).
Y con esto, retornamos al inicio de esta reflexión: ¿quién va a pagar el coste de la educación, de las ayudas, de la transición?, ¿cómo vamos a financiar la actividad pública si los salarios -y su capacidad de consumo- en los que se basa la mayor parte de la recaudación impositiva disminuyen? En definitiva, ¿qué impuestos podremos recaudar en el futuro?
Siempre alguien –una persona- está detrás de los beneficios, por su aporte de capital –físico, conocimiento-, de trabajo o una combinación de los mismos. Puede ser difícil de identificar, por la falta de transparencia internacional y por la complejidad jurídica de las fórmulas jurídicas utilizadas para organizar la propiedad, pero siempre hay alguien. Todavía no hemos llegado al mundo imaginado por Karel Capek en el que los “Robots” aparecen por primera vez con ese nombre, para declarar la guerra a la humanidad. Un “impuesto sobre los robots” puede ser una gran idea de marketing para vender una iniciativa, para conseguir titulares en los periódicos, pero, por ahora, debería –y podría- concretarse mucho más utilizando nuestros “aburridos” códigos tributarios.
Y haciéndolo con cuidado, no vaya a ser que los nuevos impuestos los vayan a terminar pagando los “robota” a los que se refería el vocablo checo original: la “servidumbre”, “el trabajo forzado”, la “esclavitud”.
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7 comentarios
Santiago muy interesante traer este tema a consideración . Comparto como mencionas que la clave esta en como manejar los períodos de transición y en particular como quien asume el costo.
El otro tema que creo relevante es la forma en que el sistema político aborde la temática en particular referido a que el tema como tal tome una dimensión nacional y social y no sectorial de forma que terminemos discutiendo quien gana y quien pierde y de que línea política es tal o cual idea para abordar el tema .
Esta bien el tema para una película con Wilii Smith, no es solo romper el paradigma de la fuerza de trabajo quien la presta, las maquinas son activos, inversiones sujetas incluso a la deducibilidad, al considerar que su productividad da una riqueza pasaría la seguridad social de ocuparse de personas a maquinas, en vez de hospitales talleres, en lugar de farmacias refaccionarias etc… creo que la razón de tecnificar la producción tiene que ver con la optimización y ahorro de recursos, mas bien debe preverse desde ahora si habrá una gran desocupación que actividad podemos hacer las personas, no hay que olvidar que el ser humano es el homofaber.
Buen dato estimado,Pero deberíamos de ver un poco al continente del sol naciente, en el cual ya vienen operando con maquinas para el desarrollo de sus productos, servicios y propiamente el desarrollo de actividades tecnológicas, entonces de ser así se está sustituyendo a las personas por maquinas, vendría bien a saber como está funcionando la aplicación de tributos bajo este mecanismo.Mientras países con escasos desarrollo tecnológico no afectaría en mucho, por que es una realidad no muy cercana al menos en 20 años como en mi país PERU, aquí existe el CONCYTEC que vendría a ser una entidad que verifica la correcta utilización de los recursos (gastos) en tecnología y si es que estos aportan un beneficio para el desarrollo de empresa en relación a su fuente productora de ingresos de ser así estos recursos serían deducibles de la impuesto a pagar.
Estimado Señor Santiago Díaz Sarralde:El tema abordado por Usted, y en especial el tratamiento impositivo que desarrolla, resulta por demás interesante. Indudablemente el aspecto referido a la sustitución de la mano de obra, tanto intelectual como física, representa en lo económico, la reducción del costo del factor trabajo de los seres humanos, constitutivos del precio primario y final de los bienes y de los servicios. La preocupación más importante es la relacionada con el tiempo libre y su utilización útil. El anterior rey de España Juan Carlos de Borbón, dijo en un discurso una vez, que era muy importante saber administrar el ocio. Años atrás tuve ocasión de leer un artículo en una revista de una famosa empresa aérea, que en los Estados Unidos estaban estudiando por parte de un gabinete de científicos de distintas disciplinas, que dado el tiempo que se desperdiciaba en los embotellamientos de tránsito y aún en la demora que se originaba en llegar desde la casa al lugar de trabajo y del retorno de este al hogar, que se estaba analizando al más alto nivel científico social,l reducir las horas de labor en las empresas privadas y en el sector público de 40 horas semanales a 35 horas o menos. y extender el horario diario de labor a sólo tres días semanales. Con ello, se haría más expedita las vías de comunicación y reduciría el costo del transporte para quienes trabajan y habría más tiempo libre. Claro está que surgiría el tema de como utilizar el ocio y su aplicación, tal como lo prevenía el citado Rey.El aspecto tributario de cobrar impuestos a los robots, constituiría un desafío jurídico innovador, ya que el robot, pasaría a ser un sujeto pasivo del tributo, y en lo civil un ser casi humanoide. Me surge ahora un interrogante ¿Cómo es que no se nos ocurrió antes a los tributaristas cobrar impuestos a los burros o animales de transporte de personas o de carga o a los bueyes y demás animales utilizados desde tiempo inmemorial como factores coadyuvantes en las líneas de producción de bienes y servicios.En el siglo XIX, cuando se produjo la revolución industrial no debemos olvidarnos que también se pregonaba que se originaría una enorme desocupación y con ello una crisis global en el empleo. El impacto de tal revolución, es cierto incidió al principio en la menor cantidad de personas empleadas, pero al poco tiempo fueron tanto los beneficios y multiplicación de bienes y servicios que también expandió la demanda de personas ocupadas y mejoró significativamente los salarios y la demanda, mejorando el nivel social y el bienestar general de la población.Por tanto, bienvenido sea el desafío que nos provoca nuestro colega, al tratar el tema de los robots. y sigamos pensando e imaginando nuevas fuentes tributarias, y con ello también pensar que los robots no representarían un problema para fiscalizarlos en sus ingresos y no podrían incorporarse a la corrupción ni a la evasión y menos al delito penal tributario.Saludos, a meditar y Hasta prontoDaniel H. Hermida
En Europa tenemos un proyecto normativo en marcha. Contempla la posibilidad de imposición, cotización a la Seguridad Social e incluso la posibilidad de atribución de personalidad jurídica. Si están interesado en el tema http://tallerdederechos.com/derecho-y-robots-en-la-union-europea-hacia-una-persona-electronica/
Buen día, teniendo en cuenta la lectura, el enlace de Javier Gonzáles Granado (http://tallerdederechos.com/derecho-y-robots-en-la-union-europea-hacia-una-persona-electronica/) y el siguiente enlace: http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+REPORT+A8-2017-0005+0+DOC+XML+V0//ES. Entonces así como haciendo el ejercicio de ordenar las ideas en América Latina se tendría que empezar por hacer una Evaluación detallada del impacto de la Robótica y las Innovaciones Tecnológicas con Inteligencia Artificial en diversas dimensiones, luego desarrollar en América Latina una Carta sobre Robótica y las Innovaciones tecnológicas con inteligencia artificial, como para ir preparando la base legal regulatoria, para luego desarrollar una Constitución de Derechos Civiles para la Robótica y las Innovaciones Tecnológicas con Inteligencia Artificial con los artículos correspondientes, su reglamento y principios éticos normando la protección a la vida privada, la protección de los derechos humanos, definiendo la mencionada Personalidad Jurídica Electrónica, etc.; un Código de conducta para los Fabricantes de Robótica y de las Innovaciones tecnológicas con Inteligencia Artificial, para luego elaborar un Código Tributario para la Robótica y las Innovaciones Tecnológicas con Inteligencia Artificial, con las diversas categorías, niveles, procedimientos administrativos y sanciones.En la Introducción de la propuesta de Resolución del Parlamento Europeo. Dice lo siguiente: K. Considerando que, al mismo tiempo, el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial puede dar lugar a que los robots asuman gran parte del trabajo que ahora realizan los seres humanos sin que puedan reemplazarse por completo los empleos perdidos, cuestión esta que genera interrogantes sobre el futuro del empleo y la viabilidad de los sistemas de seguridad y bienestar sociales y sobre la insuficiencia continuada de las cotizaciones para los regímenes de jubilación, en caso de que se mantenga la actual base imponible, lo que podría acarrear una mayor desigualdad en la distribución de la riqueza y el poder, mientras que, en el marco de la financiación del apoyo y reciclaje profesional para desempleados cuyos puestos de trabajo se hayan reducido o eliminado, deberá estudiarse la posibilidad de someter a impuesto el trabajo ejecutado por robots o exigir un gravamen por el uso y mantenimiento de cada robot, a fin de mantener la cohesión social y la prosperidad; (http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+REPORT+A8-2017-0005+0+DOC+XML+V0//ES) y si todavía quieren leer pulsan aquí http://kirk-douglas-z.blogspot.pe/.
Excelente lo que se resalta en cuanto a la sustitución de la fuerza laboral humana, por el uso de la tecnología robótica, que trae consigo, la disminución de los puestos de trabajo y las subsiguientes consecuencias en los sistemas de recaudación de impuestos a los salarios y los aportes a los sistemas de la seguridad social, amen de, la disminución de los ingresos para el cumplimiento de los demás fines de Estado, a todo lo señalado, tendríamos que agregarle que también los Cervices restan los puestos de trabajo individualmente, incrementando los márgenes de ganancias, por lo que, a dichos entes colectivos también debería aplicárseles la obligación de aportar al sostenimientos de los servicios de la seguridad social, a efectos de mantener con dignidad el sustente de los ex-trabajadores que aportaron y aportan su fuerza laboral para la generación de la riqueza y el desarrollo.Felicito por la cesibilidad humana que trasciende todo lo dicho por Santiago.