La distorsión del para qué de los impuestos en España
Tiempos de reflexión
Pintan tiempos difíciles para intentar “defender” los impuestos en España puesto que, desde mi punto de vista, se ha distorsionado totalmente su objetivo y necesidad con las últimas medidas tomadas por el Gobierno. Sin embargo, y desde un punto de vista sociológico, me veo en la “obligación” de intentar expresar el porqué del malestar generalizado entre la sociedad.
La sociedad española está viendo cómo los impuestos se convierten en su peor Leviatán, y considero que no refleja con justicia lo que se pretende lograr con ellos por parte del Estado: igualdad y redistribución de la renta. ¿Acaso los españoles aprecian qué se pretende lograr con la mayor recaudación que se logra con la subida de impuestos, o acaso solamente se piensa que esta mayor presión fiscal que van a soportar irá a parar a manos de un rescate bancario o los sueldos de algunos altos cargos?.
En nuestro país no nos hemos caracterizado nunca por gozar de una gran educación fiscal, y no porque no la necesitáramos sino más bien por la desidia de los que deciden en gastar dinero y esfuerzos para crear ciudadanos más concienciados y educados en sus obligaciones. Pero creo que se está equivocado si no se tiene en cuenta que para lograr un cumplimiento fiscal voluntario, utopía de cualquier Hacienda contemporánea, es necesario contar con ciudadanos educados en el porqué y para qué de los impuestos. Tanto desde edades tempranas, sacando partido y dando rendimiento al estupendo Programa de Educación Cívico-Tributaria de la Agencia Tributaria española y el Instituto de Estudios Fiscales; como en edades más adultas, intentando explicar el porqué y para qué de las medidas y decisiones tomadas tanto desde el punto de vista del ingreso, como del gasto público.
Las medidas impositivas del hoy, del mañana y de siempre considero necesario que vengan acompañadas de mayor explicación sobre cuáles son los objetivos que se pretenden conseguir con ellas y el porqué esas y no otras… en definitiva, de una mayor transparencia. Con ello, sin duda se conseguiría recaudar más y mejor, y gastar menos y más responsablemente. Lo que de ninguna manera puede derivarse de las subidas de impuestos y recortes de gasto público es la sensación generalizada entre los ciudadanos de un “robo de cartera”.
¿Consideráis que una mayor educación fiscal y mayores explicaciones acerca de las medidas impositivas o de gasto público mejoraría la actitud de los españoles ante sus obligaciones tributarias?.
Lo que está claro es que sin impuestos no podríamos contar con el Estado de Bienestar del que disfrutamos, aunque cada día pensemos que se va desvaneciendo un poquito más…y más.
Sigamos reflexionando…porque esta vez, nuestro Estado de Bienestar depende de ello.
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5 comentarios
Buenas tardes María:
El para qué de los impuestos en la España de ahora me hace recordar el para qué que tuvimos en Perú en 1990: para salvar de la bancarrota a la República Peruana. No deja de ser un bien público. Y no deja ser patriota hacerlo. Nuestros Estados Nación nos deben de sobrevivir, y deberían darle a nuestros descendientes un bienestar y una seguridad mayores de los que nosotros gozamos.
Pero los torbellinos de emociones, de tantos y tantos, que tienen que perder bienestar por la perdida de sus empleos y la devaluacion de la moneda, no me parece que ayuden a convencer. Como en Perú, en los 90, sólo quedaría hacer cumplir la Ley, hacerlo de manera profesional, sensible, y paciente. Y confiar que quienes hemos elegido para diseñar la politica fiscal acierten con sus elecciones, de modo que los empleos se recuperen, y el bienestar regrese. Y se entienda para qué sirvieron, finalmente, los impuestos. Ahora sí, serenos. Sin las emociones turbando la razón, de tantos y tantos.
Y buena suerte a España.
Eduardo
Buenas tardes, Eduardo:
Muchas gracias por su comentario y con certeza, esta distorsión del «para qué» de los impuestos se haya producido en Perú en los 90´s, ahora en España y se replique en otros países que vivan una crisis.
Aun así, me preocupa sobremanera que se haga un uso «erróneo» de los impuestos sin tener en cuenta las consecuencias que éste conlleva en el bienestar de los ciudadanos. Supongo que los políticos y mandatarios son los que primero deben estar concienciados en ese porqué y para qué de los impuestos.
Un saludo
Hola María, Eduardo, creo que la pregunta es más que pertinente, en México sufrimos un efecto parecido al que aqueja España, la banca quebró, que no el Estado y las deudas privadas de banqueros, especuladores y empresarios irresponsables se hicieron públicas, el Estado entró a su rescate y desde esos años hasta la fecha y por varias generaciones más en México todos tendremos que pagar las deudas de unos cuantos. (Me parece que España hasta antes de la crisis no tenía una deuda pública tan pesada y que el Estado adquirió esa deuda para rescatar a su banca, puedo estar en un error).
Entonces, el «para qué» de los tributos cobra especial relevancia, un principio básico de la economía de mercado al estilo darwinista que impera en la banca a la que se rescató en España y México es permitir quebrar al quebrado, sin embargo, por lo que veo en cada uno de nuestros Estados se decidió romper esa regla y cargar al grueso de los contribuyentes con mayores impuestos y reducir su estado de bienestar.
Por eso, pierde sentido el pago de los tributos, pues si en principio una de las ideas del pago de los tributos es que estos sean retribuidos en servicios públicos y si estos servicios públicos lejos de ampliarse y mejorarse se deterioran y se disminuyen tal y como se ve hoy en España, entonces cuál es el objeto de pagar un tributo, cuál es el objeto del Estado, pagar deudas privadas con dineros públicos o redistribuir la riqueza para alcanzar un mayor estado de bienestar.
Me parece una excelente reflexión, saludos desde México
Muchas gracias por tus comentarios, Miguel Angel.
Sin lugar a dudas, la situación actual de España no es algo nuevo ni en nuestro en nuestro propio país ni como comentan en otros países latinoamericanos.
Ciertamente, hemos llegado a un punto en el que la mezcla de corrupción, inestabilidad política y crisis económica que afectan a España, están minando mucho a la conciencia fiscal de los contribuyentes en la medida de que ésta depende de factores como la confianza del Gobierno, la buena gestión de los impuestos y la justicia del sistema tributario. En este sentido, los españoles sentimos hoy más que nunca que NO sabemos para qué pagamos impuestos.
Por tanto, nos encontramos ante un problema grave de deslegitimidad democrática y en donde el «contrato social» entre el Estado y los contribuyentes se ha roto y es necesario rediseñarlo, pero la cuestión es: ¿cómo?
Sigamos reflexionando…
Interesante tema tratado, Maria Goenaga. El punto clave para llegar al «Estado de Bienestar» está en el logro de satisfacción de las necesidades esenciales que tienen fuerte componente social y que por consiguiente de ello depende el buen funcionamiento de la sociedad. Esto desde luego sin descuidar también los propósitos redistributivos indispensables para cerrar la distancia entre ricos y pobres. Adicionalmente, cuenta también el objetivo de la estabilidad económica.
El reto es grande y poder lograr edecuadamente estos tre propósitos es la tarea y la razón de ser de todo el sector público, demostrando y probando altos niveles de eficiencia en los programas que le corresponden a cada institución.
Cordial saludo,