Nuestro quiosco en Santiago

Hace unos meses, un buen amigo, cuando estaba cerca de emprender su viaje de regreso a casa, en el que gastaría catorce horas, pasaría por filtros de seguridad en dos aeropuertos y aun tenía que encontrar algún presente ingenioso que le permitiera responder con una sonrisa al entrar en el hogar y escuchar el frecuente: papi ¿qué me trajiste?, recibió un obsequio inesperado que le generó reacciones encontradas. El regalo consistía en varias revistas, panfletos, trípticos, y fotocopias de artículos, cuyo contenido le interesaba, sin duda, pero que resultaba demasiado voluminoso para cargarlo en su maleta. Hace tiempo que él, como yo mismo, hacemos lo im-posible por viajar únicamente con equipaje de mano, sacrificando objetos metálicos y algunos otros artículos personales, para ganar media hora de viaje y reducir la posibilidad de que el equipaje no llegue. Las reacciones  fueron de alegría, por recibir un valioso material, y de tristeza, por dejarlo in-voluntariamente olvidado en la habitación del hotel.

Más allá de la anécdota ficticia, es bien cierto que en ferias, simposios y seminarios, buena parte del material impreso que se distribuye es sistemáticamente desechado aun antes de salir del recinto donde ser desarrolla el evento (por experiencia propia, otra parte es desechada antes de abandonar el hotel), así que en la Secretaría Ejecutiva vamos a tratar de simplificar un poco su equipaje de regreso.

En la Asamblea General, en lugar de entregarles versiones impresas de las últimas tres revistas del CIAT, les ofrecemos la oportunidad de llevárselas, pero de otra forma: en medio electrónico. En las puertas de acceso al salón de la Asamblea, encontrarán unos pequeños anuncios con tres figuras extrañas. Son códigos de barras que permitirán descargar con la ayuda de un dispositivo móvil inteligente los últimos tres números de la revista. Para hacerlo, utilizando una aplicación de lectura de códigos de barra, podrá descargar directamente de nuestro sitio en la Internet, en formato PDF, la revista o enviarla por correo electrónico a su correo, o al de alguien más, en ese momento o más tarde, al conseguir conexión.

Esas aplicaciones están disponibles, en varios casos sin costo, en los almacenes de aplicaciones de Apple (iPhone e iPad), de Google (móviles y tabletas Android), o RIM (BlacBerry). La solución no es nueva. Si se fija con detenimiento, varias publicaciones ya incluyen estos «dibujitos», tanto para acceder a contenido adicional del propio editor, como en  los espacios contratados por sus anunciantes, para descargar material promocional o cupones de descuento. No sé si esta opción de acceder a contenidos va a volverse popular y conocida, o pasen a la historia anecdótica como los regalos, cocteles o mascotas virtuales que tantas veces se regalaban en las redes sociales y que ya hoy apenas las recordamos,

Nosotros pensamos que hay interesantes oportunidades. Por un lado, aprovechamos la ocasión para difundir nuestros materiales en una audiencia totalmente identificada, sin traer seiscientas revistas impresas; por el otro, los participantes tienen la opción de llevarse las tres revistas sin ocupar el espacio del recuerdo que llevarán a casa, e incluso, podrás leerlo en el vuelo en su tableta o celular. Además, si no las quiere, no será necesario olvidarlas en el hotel. Después de todo, el enviar un PDF al basurero en el teléfono, no deja huella y no nos vamos a ofender.

En tono más serio, las administraciones podrían, si no lo han hecho, utilizar estos enlaces en sus anuncios, por ejemplo cuando hay cambios de norma, para que los contribuyentes puedan, de la publicidad del periódico descargar el texto de una norma o la guía de un nuevo procedimiento.

Saludos y suerte.

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