“Los sistemas tributarios de América Latina de cara al particular contexto económico, social y político de los países”
Los impuestos y sus posibles funciones
La aceptación social del sistema tributario y el correcto cumplimiento de las obligaciones tributarias resultan imprescindibles. Ahora bien, estos instrumentos, con el adecuado diseño, también resultan, dentro de la política fiscal y en interacción con otros, potencialmente relevantes para propiciar estabilidad económica; generar incentivos de trabajo, inversión e innovación productiva; atender las externalidades negativas como la contaminación y otros males sociales; mejorar la distribución del ingreso; forjar los lazos democráticos, entre otros usos, lo que en definitiva impulsa el desarrollo integral e inclusivo de los países, tan necesario para la Región.
La actual situación complicada de América Latina
América Latina evidencia, en los últimos tiempos, una situación económica y social muy complicada y compleja, con alta inestabilidad política y debilidad institucional, debido a los problemas económicos estructurales, la alta pobreza y la elevada concentración del ingreso, la mayor del mundo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)[1] ha identificado frenos que impiden el desarrollo social, entre otros, la enquistada pobreza (el 30,2% de la población y un 10,2% en la pobreza extrema en 2017), la desigualdad crónica (que se redujo, con cierta ralentización en los últimos años), las brechas de educación, salud y acceso a servicios básicos, la falta de inversión en el tejido social y otros emergentes como el cambio climático, la violencia, las nuevas tecnologías, etc.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (Naciones Unidas, 2018) presenta una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental y una oportunidad histórica para la erradicación de la pobreza extrema, la reducción de la desigualdad en todas dimensiones, un crecimiento económico inclusivo con trabajo decente para todos, ciudades sostenibles y cambio climático, entre otros, donde sin dudas, el adecuado diseño e implementación de los tributos contribuyen.
Los rasgos de los sistemas tributarios de América Latina y sus posibles mejoras
En el Prólogo de la obra publicada por el Instituto de Estudios Fiscales (“Sistemas Tributarios de América Latina”)[2], elaborado por Ignacio Corral Guadaño, director de la Escuela de la Hacienda Pública de España, se expone:
En el último Capítulo de tal libro se concluye que:
La OCDE alienta[4] a utilizar la política fiscal para desarrollar agendas económicas que impulsen un crecimiento inclusivo, en el sentido de que los beneficios puedan ser compartidos de manera más equitativa. Se recomienda que en el diseño e implementación de los impuestos se considere su papel en el crecimiento económico inclusivo. Las opciones de diseño de la política tributaria deberían considerar:
Por último, cabe agregar que resultan cruciales para el logro de un efectivo crecimiento inclusivo:
Palabras finales
No hay recetas universales, algunos países desarrollados han funcionado mejor con impuestos altos y otros lo hicieron con tasas más bajas. No sólo es relevante el monto de la recaudación, sino también el tipo de impuestos, cómo se gastan y en términos más amplios en qué modelo de sociedad se aplican, por ende, la mirada, al momento de realizar recomendaciones, no sólo deben considerar el nivel de presión tributaria o las tasas de los tributos en forma aislada.
En las últimas décadas ha subido la carga tributaria en la región, acercándose a la media de la OCDE, pero los efectos redistributivos que la fiscalidad produce en esos países todavía no se evidencian en la Región. El problema además es que los gastos han crecido mucho más. En muchos países hay espacio para subir impuestos, en algunos el IVA y en la mayoría el impuesto a la renta de las personas humanas, sin olvidar que las tasas demasiado altas desincentivan el ahorro.
Por último, uno de los grandes desafíos, es bajar los niveles de evasión que según las últimas estimaciones de CEPAL alcanzó un 6,3% del PIB en 2017.
[1] “Los ocho obstáculos al desarrollo sostenible de América Latina”, 3/10/19: https://news.un.org/es/story/2019/10/1463292
[2] El libro digital puede ser consultado en: https://www.ief.es/docs/destacados/publicaciones/libros/op/2017_SistemasTributariosAL.pdf
[3] Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe, elaborado por OCDE, CIAT, BID, CEPAL (2019). Los países con menor presión fiscal son Guatemala (12,6% del PIB), República Dominicana (13,7%) y Perú (16,1%). En el otro extremo está Cuba (41,7% del PIB), seguido por Brasil (32,2% del PIB) y Argentina (31,3%). Los expertos consideran a Cuba como un caso aparte, dadas las características singulares de su economía, que difieren del resto de la región.
[4] “Los gobiernos deben utilizar los sistemas fiscales para impulsar la agenda de crecimiento inclusivo”, 20/07/16.
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9 comentarios
Muy interesante el artículo. Cuba está comprometida con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y la política fiscal, dentro de la política económica, va dirigida a eso. Sin embargo, la promoción, puesta en práctica y desarrollo de estas políticas públicas con equidad y amplia cobertura, se han visto muchas veces afectadas en su calidad y amplitud por las serias dificultades que han caracterizado la situación económica del país. El modelo cubano de política social tiene como premisas esenciales el acceso universal y gratuito a servicios sociales básicos y la satisfacción de las necesidades elementales de los seres humanos en todo su ciclo vital. El Estado cubano garantiza a todas las familias un determinado nivel de alimentación a precios en su mayoría subsidiados (en magnitud acorde con las disponibilidades de productos alimenticios y teniendo en cuenta los mayores requerimientos nutricionales de grupos como niños, ancianos, gestantes y enfermos crónicos). Se incluyen cuotas adicionales a regiones afectadas por desastres naturales como huracanes, intensas sequías, etc., servicios médicos gratuitos (no sólo los internacionalmente considerados básicos, sino de cualquier complejidad y especialidad), educación gratuita, incluida la educación superior, protección mediante un sistema de seguridad y asistencia social que incluye a la totalidad de la población con subsidios por enfermedad, invalidez, vejez, muerte o pensiones por necesidad o a menores sin amparo filial, entre otros. En las actuales condiciones se ha recurrido a políticas dirigidas a repartir lo más equitativamente posible, entre todas las familias, los recursos y servicios disponibles. Se ha preservado la esencia del modelo social y ampliado los beneficios que le atañen. Se han priorizado los sectores más afectados de la población y se ha promovido la ejecución de experiencias territoriales y locales que logren adecuar mejor la asistencia social a los necesitados. La presión tributaria en Cuba, según el último informe del CIAT, es del 42.4% y es lo que nos ha ayudado a sostener todas esas políticas públicas.
Muchas gracias Juan Carlos por este Enriquecedor aporte. Como lo digo en el escrito una presión tributaria o impuestos altos de.manera aislada no dicen nada. El abordaje es más complejo u holístico donde sin dudas el modelo de país ayuda a entender y en su caso hacer recomendaciones acordes y no reiteración de recetas universales que ya sabemos a sonde llevan. AL aunque pueda tener rasgos comunes como Región hacia adentro es bien variada. Nuevamente muchas gracias por compartimos el sistema de tributario de Cuba . Saludos cordiales Pablo
Felicitaciones Pablo Excelente artículo comparto totalmente tus aportes¡ Un abrazo
Muchas gracias Alfredo!!! Muchas veces cometemos el error de implementar recetas universales o que han tenido éxito en otros países o regiones y el fracaso es rotundo, dado que no se tuvo en cuenta la realidad del país o se consideraron sólo variables aisladas. En mi opinión desde el sistema tributario podemos solucionar muchos problemas graves de la Región o al menos reducir sus efectos. Impulsamos con «bombo y platillo» reformas integrales que quedan en los deseos o en la norma, luego ni siquiera medimos efectos, hacemos seguimientos y evaluaciones, etc. Por supuesto que desde las Administraciones Tributarias también hay mucho por hacer en materia de digitalización, profesionalización, independencia del poder político, transparencia, intolerancia absoluta a la corrupción, reducción de costos de cumplimiento, facilitación, potenciación de la función control, cooperación adminsitrativa nacional e internacional, etc. Abrazo
Muy buen artículo!, en realidad una política fiscal bien estudiada y analizada contribuiría en buena manera al desarrollo de un país, lastimosamente cuando esto está en manos de los gobiernos de turno llegamos a vivir situaciones como las que hemos vivido en los últimos días en America Latina
Gracias Liliana por tu comentario. En la Región la política fiscal y la tributaria es corto placista, de ahí el problema. No hay un modelo de país o de sistema tributario al que se aspire, sino políticas y reformas fiscales y tributarias -periódicas cada 4 o 5 años, anunciadas con bombos y planillos- conforme el pensar de los gobiernos de turno. Necesitamos un consenso que genere un compromiso a mediano y largo plazo, como Región y en cada país. Las distintas miradas, visiones e incluso idiologías deben confluir a un modelo de país y aliniear todo hacia el mismo, incluso la política tributaria, que puede ayudar a un desarrollo inclusivo de nuestros países y la Región toda. Saludos
El diseno de políticas fiscales para gobiernos de turno es un problema persistente que a mi parecer se fundamenta quizá es falta de proyección de nuestros gobernantes o quizá en mayor medida en el interés de sobresalir o ser el mejor gobierno a costa de borrar lo que otros han realizado y de dejar la olla raspada para el siguiente gobierno.
Por otra parte, las normas se desarrollan pensando en ricos y pobres, lo cual de por si ya crea división, competencia y tal vez la sensación de que el rico, al pagar mas tributos, sostiene al pobre. Es posible que si los gobiernos proyectaran la tributación como una función social, las personas con ingresos no verían los impuestos como una carga, sino como una opción de aportar o devolver a la sociedad en función de sus ingresos, generando bienestar en quien paga los tributos porque ve sus aportes como una forma de contribuir al progreso y bienestar de su comunidad (ciudad, región o país). Este bienestar a que me refiero no es económico, porque ya lo tiene, sino bienestar social, el bienestar de dar la mano a otros, de crear oportunidades para los necesitados, etc.
Ya luego viene el tema de usar bien los recursos, evitar la corrupción, etc., lo cual también es indispensable abordar. Pero pienso que los gobiernos deberían dar una proyección social a la tributación, ya que con el sistema tradicional, siempre estará presente el evasor, el contrabando y muchos otros males que aquejan los ingresos tributarios y con ellos la in-equidad, la injusticia social…
Hola Gabriel estoy de acuerdo contigo. No hay mirada de largo plazo, no hay modelo de Estado al que se aspire solo hay miopia de gobiernos de turno tratando de imponer una ideología.
El tributo y en particular los impuestos son instrumentos fundamentales y no sólo cumplen una función de financiación sino que tienen otras facetas no utilizadas, una mirada solidaria como dices y entre otras una función cívico politica de forjar la relación entre los ciudadanos y sus representantes para fortalecer las democracias.
Todo ello.se desdibuja frente miradas cortoplacistas de gobiernos de turno
Saludos
Muy buen artículo … Pues la información es muy buena la verdad me sirve de mucho la información… Gracias