Cuando escuchamos el término comercio electrónico

Inmediatamente pensamos en lo que posiblemente hacemos actualmente tal como comprar en una tienda online reconocida (posiblemente basada en Estados Unidos o Europa), o comprar música y/o para los más actualizados una aplicación para el celular en el sitio de Apple o Android. Esta forma de comercio electrónico está más orientado al consumidor final y para estos ejemplos, el negocio que factura no está en el país del comprador final.

El crecimiento del comercio electrónico en tiendas en línea en esos países, ha sido tal que en cuanto a cifras ha empezado a desplazar el negocio en tiendas físicas. No hay porque pensar que este fenómeno no suceda en estas latitudes y poco a poco las tiendas físicas comiencen a potenciar las tiendas en línea y el consumidor por evitar problemas de tiempo, tráfico, filas, prefiera entrar a su computador o celular, comprar y esperar que le llegue su producto. Algo de esto ya ha sucedido en países en donde hay versiones propias del famoso «Black Friday». En muchos casos, siendo compras físicas posiblemente el comercio adjuntará la factura al producto y la recibirá tal cual la hubiese recibido frente al mostrador de pago de la tienda física.

Pero qué pasa cuando lo que se ofrece en línea no es necesariamente un bien tangible, sino más bien un servicio. O Ud. contrata un servicio para su casa por ejemplo vía un sitio web y lo paga en línea una vez que el servicio se prestó a su satisfacción ? Como le llegaría la factura..? Si en lugar de su casa es su empresa, y ese pago es un gasto deducible o el IVA pagado puede aplicarse como crédito, debería asegurarse que la factura que le envían por correo sea aceptada por la administración tributaria.

Normalmente los negocios, frente a esto optan por adquirir un equipo fiscal o facturas pre impresas según lo que establezca la norma local, generar la factura por este medio y contratar algún tipo de servicio de envío de documentación o mucho peor, le piden a Ud. que recoja la factura si la necesita. En las condiciones actuales de tráfico en las ciudades, este envío recepción de factura se ha vuelto complejo y costoso. Si este comercio quiere crecer, deberá asumir estos costos o trasladárselo al cliente.

Esto podría fomentar la competencia desleal pues podrían aparecer negocios que no cumplen la normativa, no paguen impuestos, no emitan factura y por lo tanto puedan ofrecer un precio del servicio más bajo. Esto por supuesto, dependiendo de la línea de negocio, puede ser un factor de quiebra para el negocio que desea mantenerse en regla.

La Factura Electrónica, tiene entre otros aspectos la ventaja de que podrá ser emitida fácilmente por el negocio en cuestión, podrá ser enviada su representación gráfica (ejemplo vía PDF) por correo y lo que es más importante, estará disponible casi de inmediato en la Administración Tributaria lista para que su crédito pueda ser aplicado.

No debemos olvidar que los negocios que mantienen la formalidad son los que normalmente cumplen con las regulaciones, no solo fiscales, sino también de otro tipo, como de empleo, seguridad social, etc.

Es decir el potenciar el crecimiento de negocios en línea, no solo facilita la vida a los empresas cumplidoras, sino que también mejora a la larga la posibilidad de supervivencia de los negocios generadores de empleo formal.

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