Transparencia y promoción de la cultura tributaria

Si compartimos la afirmación del juez O. Wendell Holmes de que “los impuestos son el precio que hay que pagar por vivir en una sociedad civilizada, no debemos olvidar un elemento importante: aquellos que pagan los impuestos.

No es el objetivo de esta breve intervención abundar en el papel que la administración tributaria desempeña en la percepción de los ciudadanos sobre la confiabilidad e integridad de sus gobiernos, sino analizar algunas de las acciones que ésta puede llevar a cabo para fomentar el cumplimiento de las obligaciones tributarias.

Estaremos todos de acuerdo en que el deber de contribuir al sostenimiento de las políticas públicas va más allá de una obligación jurídica, consagrada en muchos textos constitucionales, para convertirse en un deber social de solidaridad. En este contexto, considero necesario obviar las concepciones que justifican el fraude por la mala gestión de lo público o que demonizan al contribuyente como delincuente en potencia.

Al margen de las iniciativas, herramientas y estrategias de tipo coactivo-correctivas que diseñan y llevan a cabo las administraciones tributarias con el ánimo de aumentar el control y reducir el fraude y la evasión, quisiera destacar algunas acciones que impactan de manera concreta en las percepciones de la ciudadanía y que tienen por objetivo promover la cultura tributaria. Me refiero a la rendición de cuentas y la transparencia.

La tan de moda “accountability en el ámbito público sirve para prevenir y corregir abusos de poder, obliga a las administraciones a abrirse a la inspección y a explicar y justificar sus actos. El objetivo es promover la confianza y transparentar “la cosa pública”, dotando a los ciudadanos de herramientas y datos para evaluar el desempeño de sus administraciones. El propio FMI señala que “la transparencia fiscal constituye un elemento crítico de la gestión y la rendición de cuentas”.

Las nuevas tecnologías han cambiado el paradigma de la transparencia y la Red ha dejado obsoletos los antiguos mecanismos y formatos de rendición de cuentas. Las administraciones tributarias no han sido ajenas a estos cambios y se han incorporado velozmente a ellos. En la actualidad todas cuentan con páginas web donde se puede encontrar completa y cumplida información sobre sus actividades, misión, visión, estructura y organigrama, marco legal regulatorio, servicios al contribuyente, buzones de consulta, informes, políticas y estrategias, presupuestos y muchas otras funciones que las ha aproximado a los ciudadanos.

Una destacada iniciativa internacional que aboga por la transparencia fiscal es la GIFT (Global Initiative for Fiscal Transparency), una red global que facilita el diálogo entre gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, sector privado y otros actores para encontrar soluciones a los desafíos en transparencia fiscal y participación ciudadana. Especialmente relevante es la aprobación del documento “Principios de alto nivel para la participación, rendición de cuentas y la transparencia fiscal”, que destaca la importancia que tienen el acceso a la información de calidad, la participación constructiva, la transparencia y la rendición de cuentas para acrecentar la integridad y calidad de las políticas fiscales, promover la voluntad de pagar impuestos, y aumentar la legitimidad y confianza en los gobiernos.

Pero si la transparencia es relevante en relación con la administración tributaria que rinde cuentas de su actividad (cuánto y cómo recauda), también es importante para el ciudadano saber cuánto y en qué se gasta, esto es: transparentar el gasto público. En este sentido, todas las iniciativas emprendidas por los poderes públicos en aras de transparentar el destino de los impuestos, detallando conceptos y partidas, son muy loables a la hora de fomentar la cultura tributaria. Es necesario no perder de vista que la administración tributaria tiene un papel relevante, pero no exclusivo, a la hora de impulsar el comportamiento cumplidor de los contribuyentes. Fomentar la cultura tributaria y la ciudadanía fiscal es una labor a la que deben consagrar esfuerzos no sólo las administraciones tributarias sino todos los poderes públicos.

«Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a constatar la necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a observar su empleo y a determinar su cuantía, recaudación y duración»

Artículo XIV , Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789)

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Aclaración. Se informa a los lectores que los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados en el texto pertenecen únicamente al autor, y no necesariamente a su empleador ni a ninguna organización, comité u otro grupo al que el autor pertenezca, ni a la Secretaría Ejecutiva del CIAT. De igual manera, el autor es responsable por la precisión y veracidad de los datos y fuentes.

6 comentarios

  1. Javier Ávila Respuesta

    Cultura tributaria también implica que los gobiernos y las administraciones tributarias provean información que le permita a los ciudadanos conocer la estructura de la tributación y sus efectos sobre la distribución del ingreso y la riqueza. Un ciudadano culto en materia tributaria debería estar en capacidad de evaluar si la forma en que se distribuyen las cargas tributarias se ajusta apropiadamente con los más altos objetivos de la sociedad.

  2. Cuca Sacristán Sánchez Respuesta

    En efecto, Javier. Los poderes públicos han de transparentar y rendir cuentas de su gestión y, así, permitir a la ciudadanía evaluar su pertinencia, calidad, eficacia, eficiencia…. Pero no son sólo las administraciones tributarias -que tienen un papel muy importante- las que deben hacerlo sino todas las instacias públicas.

  3. Kirk Douglas Zerillo Respuesta

    Buen día. La idea entonces es desarrollar lineamientos Culturales Tributarios en cada gobierno nacional el cual debería integrar y coordinar con las diversas instituciones públicas y privadas, para planificar actividades culturales multidisciplinarias con planes anuales y programar una agenda con actividades culturales tributarias, desarrollar planes de estudios incorporando la temática.
    Para multiplicar los efectos cada Administración Tributaria local, regional y nacional debería tener su propio Centro Cultural con una Política Estratégica Cultural Tributaria, con presupuesto y con una agenda de concursos de canto, dibujo, pintura, video juegos, declamación, poesía, narrativa, diseño, escultura y teatro con su propia revista Cultural para los niveles de inicial, primaria, secundaria y universidad al menos dejando un año con el tema Tributario.
    Te invito a leer y compartir mi blog. Sigue el siguiente enlace: http://kirk-douglas-z.blogspot.pe/

    1. Cuca Sacristán Sánchez Respuesta

      Estimado Kirk Douglas, lamento el retraso en la respuesta, pero no había visto tu entrada. Haces unas propuestas muy ambiciosas…¡¡¡ojalá pudieran implementarse!!! Felicitaciones por tu blog, muy interesante, actualizado y con muchas entradas.

  4. ROBINSON CRUZ PERDOMO Respuesta

    Totalmente de acuerdo, no es suficiente con que el contribuyente sea transparente en sus declaraciones de impuestos, también es necesario y urgente que las entidades del Estado detallen con total transparencia todos y cada uno de los rubros en que se gastan el dinero que se alimenta de las fuentes o rentas producto de nuestros tributos. Sólo de esta manera se generará una confianza mutua entre Estado-sociedad.

    1. Cuca Sacristán Sánchez Respuesta

      En efecto, Robinson, es un esfuerzo común de transparencia y de rendición de cuentas que todas las administraciones deben emprender. El objetivo es generar confianza en «lo público» y los beneficiados seremos todos los ciudadanos.

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